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Finalmente, Julio Comparada ganó el campeonato que tanto buscó desde que asumió como presidente de Independiente en mayo de 2005. Un torneo internacional con todo lo que significa para el pasaporte Rojo. La obtención de la Sudamericana 2010 no debe minimizarse. Tiene sus méritos. En una indudable muestra de carácter, el equipo revirtió tres series: Defensor de Uruguay en octavos, Liga de Quito en semifinales y Goiás en la final. Ganó los cuatro encuentros en su Estadio. Sufrió en racing para empatar sin goles ante Tolima pero hizo valer el 2 a 2 en Ibagué. Allí los colombianos habían superado 3 a 0 a Banfield. Descontó lo que era un lapidario 0-3 en Ecuador y se puso a tiro para la revancha contra el defensor del título, sombra negra para los equipos argentinos en todas las competiciones internacionales desde 2008 (San Lorenzo, Estudiantes, Newells, Lanús, Arsenal). Tras un notable primer tiempo, aguantó la supremacía de Goiás y acertó los cinco remates en la definición por penales. Enfocarse en el torneo de eliminación directa después del mal arranque en el Apertura resultó un acierto. Egresados de la cantera Roja, Matheu, J. Velázquez, Galeano, Fredes, Godoy y P. Rodríguez le dieron sentido a la idea de impulsar el desarrollo de las divisiones juveniles.

La vuelta olímpica en el Libertadores de América representó un alivio para los padres cuarentones con hijos menores de 12 años. El último festejo había sido en el Apertura 2002. El relato paterno sobre Bochini, Bertoni, Gustavo López, Rambert, Pusineri y Pocho Insúa comenzaba a agostarse. Los pibes necesitan ver para creer. Esos emocionantes abrazos en las plateas y en las populares durante la celebración confirman esa reparación del puente generacional entre el papá que lo había visto campeón y el nene que empezaba a desconfiar. Sin embargo, destacar este meritorio logro no significa olvidarse del bochornoso episodio del entretiempo ante Defensor. El piedrazo recibido por el arquero Martín Silva quedó impune. El árbitro brasileño Seneme fue un cobarde que no se animó a suspenderlo por falta de garantías. El conjunto uruguayo debió haberse retirado del partido. En ese momento, lo valiente era negarse a seguir jugando, a ponerle un límite a la violencia. Hipócritamente, los hinchas aplaudieron la actitud de Silva sólo porque los favorecía la reanudación del juego. La Confederación Sudamericana se sumó a la vergüenza y suspendió el estadio por un solo partido. Mientras tanto, el Club anunció pomposamente la identificación del agresor y prometió su expulsión pero nunca dio a conocer su nombre. Pasó el tiempo y todos nos olvidamos del asunto.

El Club protege a la barra brava, que en 2009 había amenazado a los jugadores con la obligación de pagar 10 pasajes a Sudáfrica si no se clasificaban a una Copa. El propio secretario general Mattera admitió el vínculo al aceptar que los barras trabajaron como empleados de seguridad, con ropa del sindicato Utedyc y todo, durante el partido ante Defensor. El concepto de acomodadores había sido formulado por la esperpéntica ONG kirchnerista Hinchadas Unidas Argentinas, donde Bebote Alvarez, el jefe de la barra Roja, pisa fuerte. Bebote hace lo que quiere en Independiente.

El primer proyecto de Comparada presidente incluyó a Julio Falcioni en el ciclo 2005-2006. Con dos jóvenes figuras, Ustari y Kun Agüero, se escapó de la Promoción pero no se clasificó para las Copas. Burruchaga asumió tras el Mundial de Alemania, sin Agüero transferido al Atlético de Madrid. Con euros de esa venta, armó la columna vertebral: Gioda, Herrón, Montenegro y Denis. La mantuvo durante dos años con una paciencia inusual en el fútbol argentino. No funcionó con Burru, pero sí con Pedro Troglio en el Apertura 2007. El equipo dominó durante 15 fechas. El colapso del final y la mediocre campaña en el Clausura 2008 derrumbaron el segundo proyecto. Entre las compras inexplicables (Puertas, Depetris, Centurión, Pepe Moreno) y el carrusel de entrenadores (Borghi, Santoro, Gallego), la temporada 2008-2009 fue un espanto. Sacó apenas 39 puntos. Gallego prescindió de 20 futbolistas y exigió refuerzos. Llegaron Piatti y Acevedo. Se fue Montenegro. Pero el cambio más importante se produjo con el arribo de César Menotti como director deportivo, con el objetivo de dar una identidad futbolera desde los infantiles hasta la primera. Hizo una buena campaña (cuarto con 34 puntos) y sentó el precedente para el Clausura 2010. Debía salir campeón. Hasta la 12» fecha, parecía que lograba el objetivo. Pero volvió a caerse en el tramo definitorio con cuatro derrotas en los últimos siete juegos. Se renovó el plantel. Salieron Gandín, Núñez, Piatti y Acevedo. Entraron Battión, Cabrera, Parra y Maxi Velázquez.

A pesar del ingreso en la Sudamericana (a esa altura un consuelo), Menotti sugirió la salida de Gallego debido a su manejo del grupo. Acostumbrado al éxito durante su carrera, Tolo no acepta perder y en la derrota descarga toda la responsabilidad en los jugadores. Cuando gana, se adjudica el logro. Para la sucesión, eligió la antítesis: Daniel Garnero, tranquilo, con poca experiencia, nada mediático. El brusco cambio de perfil, con el consecuente costo, demandaba buenos resultados inmediatos para calmar la ansiedad. No los consiguió. Se fue Garnero y lo acompañó Menotti, en un gesto que lo distingue. Esa misma semana, Mohamed dejó Colón tras dos años y medio de buena gestión. De entrada, Comparada pensó en él. El operativo retorno de Gallego fue una puesta en escena. Sabía que Tolo le diría no. El interinato de Pavoni-Sa le dio dos semanas más de descanso al Turco. "Clásico y Copa" fueron sus promesas de campaña. El plantel necesitaba un entrenador que le devolviera la confianza. Convenció a sus jugadores de que no eran un desastre. Los ordenó desde su sistema favorito: tres defensores, cinco medios y dos delanteros. Había empezado el año con una frustración copera (Libertadores con Colón) y lo termina con una consagración. En el primer semestre de 2011, Independiente jugará la primera rueda de la Libertadores y afrontará un panorama local complicado. Está 14º en la tabla de promedios, con diez puntos de ventaja sobre Huracán hoy en la zona de Promoción. Último en el Apertura, abandonar el Clausura le causaría problemas en junio. En la 2011-12 ya estaría más tranquilo, sin la infame 08-09 en su cuenta.

El futuro le impone otras asignaturas pendientes. Terminar el Estadio, que no debería estar habilitado por el Coprosede. Le sobran escombros y no tiene los servicios básicos en las instalaciones sanitarias. El Club tardó y gastó más de lo previsto en una obra aún precaria, con vigas, elementos contundentes y una sola salida para la tribuna visitante. La cabecera superior es un peligro para esos hinchas. El último balance arrojó un pasivo de $ 144.394.154. Casi 85 millones corresponden al pasivo corriente, exigible en los próximos 12 meses. En los últimos dos ejercicios, creció en 55 millones. Previamente a la aprobación, renunciaron revisores de cuentas. Al cabo del período 9/2010, su deuda con el Banco Macro era de 22.309.800 pesos y con el Mariva de 14.836.700 pesos. Entre el 11-12-2008 y el 13-12-2010, se le registran 336 cheques rebotados, sin fondos o con defectos formales, por 15.547.988 de los cuales levantó el 44 %. Le queda por pagar 8.404.488 pesos. Es deudor categoría 4 de ARBA. La sexta ya refiere a deudores con instancia judicial. El Club está concursado, con la convocatoria asentada en el Juzgado 5 de Lomas de Zamora. La nutrida agenda internacional le generará más ingresos para 2011, el año de otro desafío. Después del logro tan buscado, a Julio Comparada ahora le toca ganar el campeonato económico.

Por Juan Pablo Varsky
Colaboró: Matías Muzio
Diario La Nación, lunes 20 de diciembre de 2010.

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