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El Rojo jugó su partido número 100 por torneos internacionales. No le sobró nada para ganarle a Argentinos, aunque en el primer tiempo dejó una mejor imagen, sobre todo en la frescura y velocidad de Nicolás Martínez.

El primer triunfo de la era Daniel Garnero al frente de Independiente no iba a ser sencillo. Comenzó pesado porque el partido con River todavía zumbaba en el aire, tampoco estaba calma la cosa fuera del Estadio, donde se vieron afiches contra Comparada, y adentro todo era expectativa por ver en acción al equipo con las cuatro variables que planteaba el DT.

Sin embargo, el Rojo salió de embestida a cambiar la imagen y tuvo la suerte de ponerse rápidamente en ventaja. El cabezazo de Galeano, tras un buen centro de Fredes, trajo la calma necesaria para afrontar un partido de Copa. La gente se apaciguó y el equipo ganó en confianza.

Nicolás Martínez, rápido, habilidoso y con toques de distinción, fue el conductor de un equipo al que imprimió velocidad de tres cuartos de cancha hacia adelante. Silvera, siempre efectivo, no necesitó bajar tanto para recuperar la pelota, y Parra se movió molestando a los zagueros rivales.

Sin ser demasiado superior, Independiente manejaba a voluntad a un rival que inquietó sólo con tiros de media distancia, ante un sorprendentemente inseguro Gabbarini, que falló en un par de salidas.

Sin embargo, en el segundo tiempo el Rojo se quedó. Físicamente sintió el impacto, y Garnero leyó mal el partido demorando los cambios que el equipo pedía a gritos. Martínez perdió fuerza, Fredes sigue siendo difícil de sostener en el once inicial, y se perdió el mediocampo por completo.

No obstante, el Bicho apostaba adelantando sus líneas y el Rojo tuvo varias chances de contra que merecieron terminar en gol. La más clara, un cabezazo de Silvera al palo. Aunque se ganó, quedó la sensación de que el resultado final fue demasiado justo como para ir confiados a La Paternal dentro de quince días. Pero es innegable que servirá para descomprimir un poco lo vivido durante las últimas semanas.

Emiliano Penelas

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