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Desde hace ya mucho tiempo que sostengo que ganar un Mundial no es una obligación, es una aspiración.

La obligación es hacer todo lo necesario para sostener desde una idea un camino. Esa idea de trabajo y sus tiempos no pueden someterse a los tiempos de los grandes negocios.

El fútbol nada tiene que ver con la Patria. El fútbol argentino reclama desde décadas un debate amplio y profundo. Pienso que el Estado debe definir qué lugar ocupa el fútbol como hecho cultural.

En 1978, después de haber ganado un Mundial, escribí: "Sé que ganar el campeonato del mundo es sólo una batalla ganada, pero una batalla al fin, porque para ir más lejos, escribir sin errores la historia que sigue, es necesario renovarse, intensificar un trabajo serio y ordenar los valores".

La realidad ha cambiado y uno piensa que hoy la batalla es otra. No es buscar responsabilidades desde la comodidad porque está visto que ganando o perdiendo el debate sólo le pertenece al mundo de los negocios y sus obsecuentes de turno.

El único tiempo que nos acompaña hasta la muerte es el del aprendizaje. Pasan los tiempos de las alegrías, de la tristeza, del amor, del desamor, y el único tiempo que siempre está ligado a toda la vida es el del aprendizaje, desde la ética, desde el compromiso por un fútbol mejor, defendiendo nuestro sentido de pertenencia.

Cuando el fútbol saltó de los barrios a los escritorios de los poderosos y cuando más necesitamos que estas sociedades sin fines de lucro que son los clubes sean vigiladas por el Estado, más desprotegido estuvo el fútbol y más lejos está de nosotros.

Aparecerán por estas horas los que responsabilizarán a Messi, otros dirigirán su dedo acusador sobre quien mejor les cuadre, para que todo siga igual. Mercenarios del poder económico, a quienes más les molesta un debate serio y constructivo, encontrarán "sus culpables" por la eliminación de Argentina en Sudáfrica.

Esto de andar persiguiendo el éxito como sea a llevado a la ruina al fútbol argentino. Basta observar las economías de los clubes, mayoritariamente en situación de convocatoria. El pesimismo que produce la derrota de ayer frente a Alemania crece y tendremos algunos días de tristeza. Y después, todo volverá a ser como era entonces. Se arriarán las banderas y desde las oficinas del poder empezarán a trampear y jugar con los sentimientos del hincha. Dibujarán análisis tramposos y otra vez a la enorme mentira de que la Selección es el equipo del pueblo...

Y yo me preguntó: Cuánto hace que la Selección es de los poderes económicos, cuánto hace que la Selección no camina por nuestras canchas sin importar el negocio, cuánto hace que a nadie le importa generar una relación afectiva entre el equipo nacional y su gente?

Tengo la certeza, se los puedo asegurar lectores de Yahoo!, que si hay alguien a quien no se puede culpar de esta realidad es a los jugadores, que siguen siendo lo más noble que tiene el fútbol, a pesar de todo.

Nos quieren robar la pelota, hay que defenderla, es nuestra, no dejemos que se la lleven a los escritorios donde hacen "jueguito" con las ilusiones.

Por último, prefiero no hacer un análisis del equipo e individual en este momento. Siento que sería cruel de mi parte. Ya llegará el tiempo para la reflexión, para evaluar rendimientos, para revisar qué estuvo bien y que no.

Aunque la experiencia de las últimas décadas, hay que admitirlo, demuestre que de muy poco servirán las palabras, las ideas y los consejos bienintencionados en este contexto tan adverso para el fútbol y tan complaciente con el poder.

César Luis Menotti
Fuente: Yahoo! deportes

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