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Hernán Casciari, desde Barcelona, y su planteo sobre astros y campeonatos de fútbol en la columna dominical que escribe para La Nación.

Pertenezco al grupo de varones concebidos durante un Mundial. Esto ocurre cuando el padre, mientras esparce su simiente en el óvulo materno, está pensando en fútbol, y provoca que el feto se inicie en la vida con capacidades diferentes. Las Copas del Mundo ocurren cada cuatro años, entre junio y julio, por lo tanto padecemos este síntoma los varones nacidos entre febrero y marzo del año siguiente a un Mundial. A mí me tocó nacer a mediados de marzo de 1971. Es decir que, astrológicamente hablando, soy México 70 con ascendente en Pelé. Nosotros, los México 70, somos personas calladas, con un gran mundo interior, y nos llevamos muy bien con los Suecia 66 y con los Alemania 74. No debemos hacer negocios con un Argentina 78 ni confiarle secretos a un Chile 62. Las mujeres, en cambio, se rigen bajo la astrología de los Juegos Olímpicos, que son unas competencias más afeminadas (por contar con deportes como el nado sincronizado, la gimnasia rítmica y el voley de playa).

Los varones México 70 nos enamoramos de las Montreal 76 -mujeres nacidas a mediados de 1977-, que son unas chicas generalmente equilibradas, modositas, bastante altas y con una clara tendencia al comunismo, dado que Alemania del Este ganó cuarenta medallas de oro en esa competición. Las Munich 72 pueden llega a ser muy buenas madres, pero tienen en contra una personalidad explosiva. Las Seúl 88 son pizpiretas, alocadas y sexualmente sumisas. Mientras que las Helsinki 52 suelen ser sobreprotectoras y algo frías.

La astrología tradicional intenta hacernos creer que nuestro comportamiento en la vida, nuestros gustos, obsesiones y traumas tienen una relación directa con la posición de los astros. A mí me parece un sistema anticuado. Resulta mucho más probable que un ser humano de hoy sea "introvertido, sereno y soñador" por culpa de que su padre estaba escuchando un gol de Platini durante el amor marital, y no a raíz de que el planeta Júpiter haya pasado por la órbita de Mercurio. Desde siempre, los matrimonios engendran a sus hijos en la oscuridad del cuarto. Pero, desde la segunda mitad del siglo XX, en las habitaciones hay un televisor. Este dato -sistemáticamente obviado por los astrólogos- es fundamental. ¿Qué tienen que ver los astros y los animales chinos con nuestra vida? Nada. La sociedad ha cambiado mucho, pero los brujos y chamanes parecen no haberse dado cuenta.

Posiblemente en la antigüedad estuviera todo el mundo mirando el cielo, las estrellas, los cometas. Y es lógico, porque no había otra cosa para mirar. Los occidentales miraban los planetas, y los orientales a sus animalitos. Hoy, en cambio, todos miramos el Mundial. Es necesario que dejemos de ser piscis y sagitarios, conejos y monos, libras y colibríes, renacuajos y cánceres. Nuestro signos son otros, igual que nuestros astros. Por eso hay que prestar atención si durante estas semanas, alegres por la actuación nacional en la primera ronda, nos rendimos al goce feliz de la procreación. Debemos saber que estaremos engendrando hijos del signo Sudáfrica 10, con ascendente en Vuvuzela. Cuidado con esos niños, pueden ser insoportables.

Hernán Casciari
Diario La Nación, domingo 20 de junio de 2010

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Haohmaruvideos dijo... 21 de junio de 2010, 10:54 p.m.

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