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Esta mañana se dio el pitazo inicial al Mundial Sudáfrica 2010. Color y calor en las tribunas, poco fútbol en las canchas, con dos empates en los primeros partidos.

La espera terminó. La ansiedad hecha carne ya no presiona tanto, y aunque faltan unas horas todavía para el debut de la Argentina, el hecho de que la pelotita ya ruede sobre terrenos africanos tranquiliza el espíritu de quienes sufríamos la abstinencia futbolera y ahora queremos ver hasta el clásico Ghana-Australia.

La fiesta inaugural, un tanto soporífera como suelen ser esas celebraciones, al menos tuvo el color local y la sensación de autenticidad de la que carecía Shakira cantando en inglés. Por suerte, duró poco y dio paso rápidamente al fútbol.

El fútbol en deuda
Luego de la fiesta y el color de la apertura, al Mundial sólo le faltó invitar al fútbol en los dos partidos que se jugaron en la primera jornada. El Grupo A comenzó con empates, 1 a 1 de Sudáfrica con México y 0 a 0 entre uruguayos y franceses.

En el primer encuentro, el local abrió el marcador con un golazo de Tshabalala, a los 10 minutos del segundo tiempo. El contragolpe preciso de los Bafana-Bafana terminó con el 8 sudafricano clavando un precioso zurdazo al ángulo. Una ingenuidad defensiva de los sudafricanos le dio el empate a México, a través de Rafa Márquez, a los 33', cuando quedó sólo frente al arquero y definió con facilidad.

Luego fue el turno de Uruguay-Francia. Sin ideas, la Celeste sólo tuvo dos chances en los pies de Diego Forlán, y se dedicó el resto del partido a defenderse con todos los hombres de campo, hasta que se quedó con uno menos, por expulsión de Lodeiro. Lo de los galos fue igual de pobre, ya que en los 90 minutos no crearon ninguna situación de peligro clara, pese al dominio casi permanente de la pelota.

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