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La derrota de Independiente contra Boca significó, aunque las matemáticas todavía no lo aseguren, la pérdida definitiva de un campeonato que el Rojo tenía casi en el bolsillo. Errores dentro y fuera de la cancha saltan ahora en busca de uno o más responsables.

Sin dudas fue durísimo el anochecer del domingo y ni hablar del amanecer del lunes. Todo hincha de Independiente estará deseando aún hoy no haberse levantado para ir a trabajar, o que las semanas pasen rápidamente hasta encontrarnos con el Mundial y un nuevo tema de conversación que no sea el gaste que seguramente más de uno se comió luego de perder un torneo que nos tenía prácticamente ganadores.

No había forma de perderlo, decían todos en el Libertadores de América, mientras buscaban a quien echarle la culpa de tamaña injusticia deportiva. Es que el Rojo le llevaba tres, cinco y seis puntos a los que venían detrás, y ahora mira a cinco de Estudiantes y cuatro de Argentinos cómo a falta de seis unidades el Clausura será irremediablemente un fracaso.

Siendo realistas, más allá de las cinco victorias hilvanadas de manera consecutiva, ni aún en esos momentos Independiente llegó a mostrar un juego vistoso, atractivo y duradero en el tiempo. La suerte acompañó hasta que dejó de hacerlo, por más que Gallego se enoje cuando se lo menciona, y la solidez defensiva, junto al mejor arquero del campeonato, no alcanza para quedarse con un título si el juego colectivo no apunta a ir hacia adelante.

Independiente jugó mal y quizás no mereció quedarse con los tres puntos contra racing, Tigre, Chacarita y Arsenal. Le ganó bien a Atlético Tucumán, Estudiantes (más allá del sofocón que fue estar 2-0 y luego 2-2), River, Central y Banfield, aunque sufrió todo el segundo tiempo. Perdió bien con Vélez, Gimnasia y Boca, y mereció mejor suerte frente a Godoy Cruz (empate) y San Lorenzo (derrota).

Gallego equivocó cambios y persiguió caprichos inexplicables en jugadores que nunca le rindieron, especialmente Gandín, a quien erigió en capitán y defendió hasta las últimas consecuencias. Tampoco se entenderá la tosudez e insistencia en ubicar como lateral a Galeano o carrilero al Patito Rodríguez. Ni sus enojos y desplantes con Mancuello.

El Tolo, además, optó por esquemas demasiado conservadores para ir de visitante (prueba de ello es el empate conseguido ante Huracán en Parque de los Patricios) y no supo definir con autoridad aquellos encuentros ganados de local. Fue soberbio y torpe en sus declaraciones, y todo eso se termina pagando a la vuelta.

Lo peor de todo es cómo de los últimos 15 puntos en juego el equipo cosecha sólo cuatro, perdiendo la fortaleza que le dio jugar de local en los clásicos ante San Lorenzo y Boca, y sin encontrar el rumbo ni siquiera con el envión anímico que podría haber resultado el triunfo ante Banfield en el sur.

Las lesiones le sirvieron de excusa al entrenador, y realmente en algún punto le dieron la razón, en un plantel corto que él moldeó y armó (dejando afuera a otros nombres, claro, como Lucas Pusineri, el más renombrado).

De las cargas tampoco se salvan los jugadores, que son los responsables del momento vivido. Claramente Acevedo bajó su nivel considerablemente en los últimos partidos (quizás lo condicionó el regreso apresurado de su lesión) y Piatti, el que podía generar algo distinto, fue muy desparejo en su rendimiento. Gracián, otra incorporación fuerte para el Clausura, jamás llegó a dar lo que prometía, y sólo pueden contarse a su favor unos minutos y el golazo a Banfield.

La delantera, con Silvera como el llanero solitario, también tiene sus bemoles, y la defensa fue realmente el pilar de que el equipo se sostuviera en lo más alto casi hasta el final. Lo apuntado en Gabbarini, más el buen rendimiento de Tuzzio y el trabajo encomiable de Mareque, más las actuaciones de principio de temporada de Galeano y la aparición en gran nival del juvenil Velázquez.

Por último, un sector de la dirigencia también deberá hacer un mea culpa y con el tiempo, que todo lo cura, esperaremos que el plantel no se desmiembre, que se defina la continuidad o no de Gallego y que la segunda mitad del año nos traiga la alegría postergada.

Emiliano Penelas

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Artalexis dijo... 6 de mayo de 2010, 12:00 p.m.

La pura verdad sin mas...

Darilo dijo... 6 de mayo de 2010, 1:25 p.m.

Muy buena la nota, coincido 100%

La Caldera del Diablo dijo... 7 de mayo de 2010, 2:19 a.m.

Alexis, Darilo: muchas gracias.
Saludos

Emiliano

Héctor Corti dijo... 8 de mayo de 2010, 10:43 a.m.

Emiliano, excelente el análisis que realizaste. Coincido totalmente. Me parece muy bueno el blog y sobre todo la amplitud en la inclusión de los contenidos. Un abrazo rojo.