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Reproducimos la nota de Horacio Pagani publicada hoy en Clarín, en su columna "Tiempo de descuento".

Tenía que enderezar el camino el inefable Américo Tolo Gallego. Él, acostumbrado a gritar campeón en cuanto equipo dirigiera no podía acostumbrarse a esta medianía que la dura situación de Independiente le ofrecía en su regreso al club después de aquel título de 2002. Estuvo doce fechas en el Clausura 99 (Nota de La Caldera del Diablo: Clausura 2009) y todo el Apertura posterior. Fue acomodando las piezas a su manera. Con varias incorporaciones para ese Apertura en el que finalmente llegó en la cuarta posición. Y cambiaron las caras en ese sector de Avellaneda. Para este Clausura no hubo incorporaciones ruidosas. El regreso al estadio propio -aún sin terminación- había distraído los fondos mayores. Pero la política futbolera esgrimida por César Menotti y aceptada por Gallego indicaba que había que darle continuidad al equipo. Gabriel Vallés llegó de Godoy Cruz y el préstamo de Leandro Gracián se concretó a último momento. Hernán Fredes volvió del Mascalist de Ucrania y Mariano Herrón del Deportivo Cali. Alternaron en las formaciones que no tuvieron demasiadas variantes.

El comienzo de este Clausura fue irregular. El Tolo para protegerse lo daba a racing como candidato. Empate en cero con Newell's en Rosario. Triunfo (3-1) con Atlético Tucumán y otro cero a cero en Mendoza. Victoria contra los suplentes de Estudiantes y fuerte derrota (3-0) con Vélez en Liniers. Ocho puntos en cinco partidos. Poco. Pero un torneo con tantos altibajos siempre da esperanzas para la recuperación.Y se dio el soplo: tres victorias consecutivas (racing, Tigre, River) lo proyectaron directamente a la punta absoluta. Con buenos rendimientos de Andrés Silvera, ya en la cima de los goleadores junto con Palermo. Y también aportó Gandín, el capitán. Y la habilidad de Piatti, respaldando a Silvera. Hasta que apareció Fredes, como volante por izquierda y pareció afirmarse en el puesto. Acevedo, eje en el medio campo. Y atrás la tenacidad de Mareque, la experiencia de Tuzzio, la juventud de Galeano y Vella (o Vallés).Y Gabbarini, un arquero seguro que se ganó el lugar tras la venta de Assmann.

Ahora está tranquilo Gallego. Desde el 2002 que Independiente no apuntaba alto. Y él quiere serle fiel a su estirpe de técnico ganador.

Horacio Pagani
Diario Clarín, 10 de marzo de 2010.

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