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Independiente jugará el primer partido del año en el Libertadores de América frente a Atlético Tucumán y estará obligado a ganar para demostrar todo lo bueno que insinuó en Rosario.

Es cierto que no hay equipo que salga a perder o empatar, aunque también lo es que según cómo se presentan los partidos, el rival de turno o la suerte del resto, un punto puede dejar conformes a varios. Así sucedió el último domingo en Rosario, porque el rival era el subcampeón, porque la cancha es un durísimo escollo y porque en el desarrollo del juego el Rojo mostró credenciales de ataque y buen nivel que hacen pensar que se puede.

Verdugo de sí mismo, Independiente deberá revalidar todas esas expectativas con el único resultado que le servirá en la segunda fecha: ganar. Atlético Tucumán, acusiado por el descenso y luego de haber caído en su propia cancha también vendrá por los tres puntos, pero su realidad hará que lo espere al conjunto del Tolo y que si la noche lo deja con uno, igual lo festejará.

La presión, se sabe, será del Rojo y de su persistencia por lograr el triunfo dependerá el ánimo con que la gente tome lo que viene en el Clausura que por lo poco que se ha visto pareciera que no han cambiado los protagonistas de la temporada.

Siete puntos de los nueve había pedido Gallego. Se trajo uno del Coloso, deberá conseguir tres en el Libertadores.


Emiliano Penelas

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