"Si lo veo a Ginóbili, yo le pido una foto"

Reproducimos la entrevista que publica hoy el Diario Olé, desde Shangai, a Oscar Ustari, el futbolista que más disfruta de los Juegos: es fana del básquet y muere por charlar con Manu. "En mi cámara quiero llevarme muchísimos recuerdos".


Una de dos: o ya está tan acostumbrado a los Mundiales (Sub 17 en 2003, campeón en el Sub 20 de Holanda y tercer arquero en Alemania 2006) que ni los registra o el atletismo, el básquet y la natación, por citar algunos casos, a Oscar Ustari realmente lo atrapan mucho más que el fútbol. El ex arquero del futuro cambió la parquedad que lo caracteriza por una leve sonrisa, en su caso un acontecimiento, desde que pisó China. Y eso tiene un motivo. "Estoy emocionado y entusiasmado por participar de los Juegos. Y mirá cómo será que es la primera vez que traigo una cámara para poder llevarme la mayor cantidad de recuerdos". Se puede dar fe de que lo está haciendo: en el aeropuerto registró a los chinos que los esperaron con banderas argentinas y en el hotel, apenas bajó del micro, fue con la digital delante de sus ojos. Si la dejó unos segundos fue sólo porque los implacables policías locales no se la dejaron pasar por el detector de metales. "Lo que pasa es que en Atenas 2004 me quedé con las ganas", recuerda, y tiene razón: el entonces prodigio de 18 años no entró en la lista de Bielsa por poco. Junto a Gonza Rodríguez, el Coti Fernández y Maxi Rodríguez fue una de las cuatro reservas. "A mí me gustan todos los deportes y estar acá es especial. Es distinto de un Mundial, me voy a sorprender de muchas más cosas", insiste el que al menos demostró ser humano cuando se cruzó con Maradona. "Ves, ese día, cuando se sentó en nuestra mesa en pleno Mundial de Alemania, fue la primera vez que dije: 'Uy, con quién estoy'". Una sensación novedosa para él, que de tan cotidiano que le resulta estar en Ezeiza (va allí desde hace seis años) ni siquiera se conmovió por una foto con Batistuta. "Mis compañeros se volvían locos, pero yo soy así. En mi casa no podían creer que no le hubiera pedido un autógrafo". Tímido como se reconoce, ahora quién sabe si se animará a tanto. "Obvio que me voy a animar. Si lo veo a Ginóbili o a otro del básquet, yo le pido una foto", se ilusiona quien de chico supo despuntar el vicio con la naranja. "Y sacarme una con los NBA sería increíble, un sueño cumplido", reconoce. Sin duda, es el futbolista más ansioso por vivir en la Villa Olímpica de Pekín. "Es que me voy a sorprender de muchas cosas. Me voy a cruzar con deportistas fantásticos, algunos que se entrenan toda la vida para diez segundos, y no tengo dudas de que habrá gente a la que me cruce cinco veces y las voy a mirar seis". Isimbayeva, Phelps, Kobe Bryant, Tyson Gay, Asafa Powell, Nadal o Manu le despiertan una atracción singular. Qué vivo: es uno de los mejores amigos de Messi. O juega a la Play con el Kun como vos con tu nene. Ya lo dijo Abbondanzieri: "Sería un fenómeno si le interesara el fútbol". Y él admite que no le gusta mirar partidos aunque sí las cosas que hacen los jugadores con la pelota. Su fantasía es ser Messi. Su hobby, hacer jueguitos. Tal vez por eso disfrute tanto viendo a la Pulga, Román y el resto que se relaja. "Me pasa en las prácticas y me pasó en Cataluña: quedé tan impresionado con cómo llevaron la pelota de un lado a otro con veinte toques que me distraje. Voy a tener que estar atento porque sé que eso me puede jugar en contra". También, el hecho de que desde su época en Independiente que no es titular con regularidad. "Yo trabajo siempre como si saliera a la cancha y la única diferencia es que hoy tengo la chance", se ataja este admirador de Oscar Córdoba que en su infancia volaba con el buzo de Navarro Montoya y a los 22 años ya suma 73 partidos en Primera, 36 en selecciones, un título Sub 20 y una transferencia a Europa (al Getafe en 8.000.000 euros) sobre el lomo. Ustari puede tener todo eso y más, pero hoy su obsesión tiene forma de instantánea.

-Si podés elegir, ¿cuál es la foto que más deseás?
-La del equipo argentino de fútbol campeón en los Juegos de Pekín 2008.

Messi, mi buen amigo
"Leo está bien, el grupo lo necesita y él por suerte ya es parte", cuenta Osky de su compinche en el plantel.

Es el mejor amigo de Messi. Si no comparte habitación con él como en el Mundial (la Pulga está con Agüero) es sólo porque Batista decidió agruparlos por posición en la cancha. A él lo llamó el crack antes de que a Batista cuando el conflicto con Barcelona amenazó con dejarlo afuera de los Juegos Olímpicos de Pekín. Y en él se apoya ahora que el sueño chino se hizo realidad. "Lo que pasó, pasó. De acá en más hay que tratar de darle importancia a nuestro objetivo, que es la medalla dorada". Ustari asegura que no hizo falta decirle nada, que con Leo se entiende con la mirada y que eso pasa porque "somos muy parecidos en la forma de pensar y actuar". Eso los lleva a compartir charlas, ruedas de mate y todo tipo de música. "Leo está bien, el grupo lo necesita y él por suerte ya es parte". Un grupo que no se siente "un Dream Team". Porque las figuras, según el arquero, "están sabiendo jugar en equipo, cosa que a veces es difícil". Cada uno sabe lo que tiene que hacer y el rol que cumple. "Ninguno se quiere pasar ni ser menos. Porque todos sabemos lo que queremos: el oro". Clarito...

Pablo Chiappetta

La opinión de Pepé Santoro: "El básquet le dio algunas cosas a Oscar"
"Cuando Oscar llegó a Independiente, primero se probó de volante central y no tuvo éxito, pero después fue al arco y al final quedó ahí. Y en eso tiene alguna influencia el básquet, le dio algunas cositas que lo ayudaron para ser arquero. Consiguió un gran timming para las salidas y los remates y le aportó seguridad y agarre. Además, también lo ayudó que en ese deporte se dan tres pasos antes de saltar, y para el arquero es más o menos parecido.

"Oscar cada tanto jugaba al básquet para recrearse, pero tenía muchas más condiciones naturales interesantes para atajar en fútbol."

Diario Olé, domingo 3 de agosto de 2008