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Esta semana pasaron dos hechos importantes que tienen que ver con la historia de Independiente. Por un lado, se descubrió una placa que señala el lugar exacto en el que tuvo origen el club. Por el otro, el regreso con victoria a una competición internacional, donde el Rey de Copas nunca debe faltar.

Independiente tiene una historia riquísima, que todos conocemos, admiramos, queremos y valoramos. Esa historia tuvo un inicio, como todas las cosas, allá lejos, hace 104 años, cuando un grupo de muchachos se rebeló contra sus patrones y decidió crear un equipo independiente del que ellos tenían y donde nunca jugaban.

Ese hito se dio en Victoria 584, en la ciudad de Buenos Aires, donde actualmente se encuentra la Legislatura porteña. En la esquina de esa calle, hoy llamada Hipólito Yrigoyen, y Perú, a metros de Avenida de Mayo, el Cabildo, la Casa de Gobierno y Plaza de Mayo, en el centro mismo de la ciudad y la Argentina, se dieron cita el pasado lunes más de doscientas personas para honrar a aquellos fundadores que permitieron que más de un siglo después el Rojo sea lo que es.

Al día siguiente se produjo otro hecho marcado con la historia, porque Independiente y las copas son inseparables, pero hacía más de cuatro años que no jugábamos una, por no hablar ya del tiempo que no lo hacemos con pie firme y al menos con posibilidad de ganarla.

El debut ante Estudiantes por Copa Sudamericana mostró otro equipo del que se venía viendo en los amistosos previos, y sobre todo el primer tiempo, como señalamos en el comentario del partido, fue realmente contundente. No está nada dicho, y hay que volver a La Plata, pero fue una noche donde el Rojo se volvió a codear con su historia más linda.

Emiliano Penelas

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