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En un partido muy mal jugado, con mucha fricción, el Rojo y el Globo se repartieron un tiempo cada uno. Sin jugar bien, y sin merecerlo, Independiente pudo haberlo ganado en la segunda parte, donde le anularon mal un gol y no le dieron un claro penal.

Fredes y la pelota por el aire, Montenegro mira.
Así de desprolijo se jugó en cancha de Argentinos Jrs.

Con excepción de un cabezazo de Pusineri apenas arrancado el partido, y de otro tiro del reaparecido volante central, en lo que fue la jugada colectiva más clara de Independiente, toda la primera parte fue de Huracán.

El Globo buscó y complicó al Rojo por todos lados. Barijho, extrañamente dinámico, Alan Sánchez pegándole desde afuera y Federico Nieto buscando siempre entre los centrales fueron demasiado para la defensa visitante, y para colmo, la punta de Di Gregorio era una invitación al ataque. Con el lateral izquierdo amonestado en el primer cuarto de hora, todo se vio más sencillo por esa punta.

Del lado de los dirigidos por Santoro, Montenegro no la agarraba, Gioda estaba muy impreciso, el mediocampo no tenía marca y arriba era Denis contra el mundo. Sólo Pusineri, con empuje y coraje, y un par de excelentes reacciones de Assmann luego de un tiro libre de Sánchez y un cabezazo a quemarropa de Nieto, eran los que se salvaban del abucheo general bajo el sol de La Paternal, donde el equipo de Parque de los Patricios viene siendo local.

El inicio de la segunda Pepé decidió el rápido ingreso de Mareque por Di Gregorio. Lucas mostró oficio y algo más de decisión en la salida, pero virtualmente Oyola pasó a ocupar el lateral izquierdo. En lo que a fútbol refiere el comienzo no fue distinto de lo que se veía, porque ya al minuto De Federico, que reemplazó a Barijho sobre el final de la primera etapa, casi marca el primero de Huracán. Assmann, que le tapó el mano a mano y lo hostigó para que el remate posterior se fuera de la cancha, era ya la figura del Rojo.

Desde ese momento Independiente mostró una actitud distinta. Es cierto que sin jugar bien ni tampoco derrochando creación. Sólo fue fuerza de voluntad, amor propio y también un poco de desgaste del Quemero, que ya no iba más y de a poco empezó a valorar el punto.

Santoro pareció verlo de la misma manera, porque los cambios, lejos de aportar más fútbol, sólo trocaron figuras de la defensa. Entró Calello por Pusineri, quien presumiblemente sintió el desgaste de volver a ser titular, porque sino no se explica su cambio, y luego ante un tirón de Matheu fue obligado el ingreso de Moreira. Las ganas de ver a Patricio Rodríguez, quien podría haber aportado movilidad en una cancha con espacios reducidos, quedará para otra ocasión.

Pudo ganarlo Independiente con un gol mal anulado a Gioda, quien cabeceó en perfecta posición luego de un centro de la derecha. El juez de línea de ese sector, que no acertó en casi todo el partido, volvió a errar una vez más y no vio que el central de Independiente picaba desde atrás de la línea de defensores. Minutos más tarde, Laverni, otro árbitro de poca categoría para la Primera División, no cobraba una clara mano de Arano, quien ante un centro de Denis saltó y levantó claramente su brazo para interceptar el balón dentro del área.

Sobre el final del partido pareció que el Rojo se iba con un mejor balance, pero lo cierto es que el cero es el que le cupo a un encuentro chato y rústico.

Emiliano Penelas

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