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Fue mucha la gente que se acercó ayer hasta el gimnasio Bottaro para despedir los restos de Raúl Emilio Bernao. Entre ellos no podín faltar sus compañeros y allegados del ambiente del fútbol, que fundamentalmente hablaron sobre su condición humana, además de su gran calidad como futbolista.

Pura potencia, en cancha de Independiente

Su ídolo había sido Ernesto Grillo, otro grande de la historia Roja: "Yo jugaba de 10 porque quería ser como él", aseguraba Bernao. Y cuando le tocaba hablar del mejor jugador que había visto no dudaba: "Pelé. Y eso que nunca lo vi jugar un partido completo de modo brillante... Pero tenía chispazos. Con eso era suficiente, fue un superdotado".

Quizás por eso de que él siempre habló bien de los demás, todos los que pasaron a despedirlo destacaron una cosa fundamental: Bernao era un gran tipo, solidario, compañero, trabajador, aun alejado de las canchas, donde no sólo dirigía la Mutual de Ex Futbolistas de Independiente sino que a fines de los '90 fue uno de los fundadores de la Mutual Futbolistas Solidarios.

Elbio Pavoni, el "Chivo", compañero en los últimos años del "Poeta" en Independiente, comentó a la prensa: "En 1965 ya era ídolo en Independiente, pero tenía la humildad de los grandes".

Más de una vez se lo comparó con Garrincha, otro 7 memorable. Mario Rodríguez, goleador de los Rojos en la Copa Libertadores, ratificaba aquello: "Raúl disfrutaba tanto con la gambeta y su alma de torero que por momentos se olvidaba de sus compañeros. Fue uno de los mejores jugadores de la historia".

A ese nivel estuvo el comentario de Francisco "Pancho" Sa: "Se fue el mejor puntero derecho que tuvo Independiente".

Por su parte, Roberto "Pipo" Ferreiro destacó su juego y su personalidad: "No sólo fue un extraordinario delantero lleno de habilidad, sino que era un hombre solidario, que nunca se agrandó con la fama. Y dentro de la cancha era un verdadero poeta".

Para el defensor Juan Carlos Guzmán, compañero en las Copas Libertadores, "Bernao era uno de los mejores en su tiempo junto con el brasileño Doval y el uruguayo Luis Cubilla, pero también un caballero, un hombre de bien".

"Con mis marcadores jamás tuve problemas. Ni siquiera un cambio de palabras. Porque en la cancha yo no hablaba, jugaba. Y eso me ayudó a ganarme el respeto de todos ellos", decía Bernao. Y justamente uno de sus duelos más particulares durante muchos años lo tuvo con una figura de Boca, el defensor Silvio Marzolini, uno de los mejores marcadores que lo enfrentó: "Bernao era amague, freno, quiebre y velocidad corta. Si no lo tomaba bien antes de recibir y tenía dos segundos para girar y encararme, me ganaba él".

Por último, Miguel Ángel Santoro dijo al diario Clarín: "Es un día muy triste. Con Raúl fuimos juntos al colegio y compartimos muchos momentos. Nuestras carreras futbolísticas fueron paralelas. De algún modo, crecimos juntos. Bernao fue un jugador extraordinario. De ésos que son capaces de ganar un partido con su magia. Un wing extremadamente hábil. Los defensores nunca sabían para qué lado podía salir. Y siempre estaba al servicio del equipo. Era un magnífico asistidor, con una gambeta indescifrable y una facilidad admirable para sacar los centros desde la derecha. En resumen, Raúl Bernao fue un jugador de fútbol extraordinario. Y es un orgullo para nosotros, los hinchas de Independiente, que haya sido nuestro."

Por la sede del club pasaron, entre otros, Luis Garisto, el "Mencho" Balbuena y Dante Mírcoli. Bochini, en Mar del Plata, no pudo estar presente.

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