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Se terminó la fiebre "mundialista", por llamarla de alguna manera, ya que ni es mundialista ni es fiebre, por más que nos hagan creer que el mundial comienza cuando empiezan las eliminatorias, la cosa está tan verde que es mejor pensar en el clásico del sábado.

El clásico se gana con la camiseta

Independiente, desgraciadamente al margen del torneo, juega por muchas cosas que no deben ser dejadas de lado. Por principio, y aunque es obvio decirlo no está de más recordarlo, porque el sólo hecho de ponerse la camiseta roja (en el caso de los jugadores) o de ir a alentarla (en el caso de los hinchas) es ya un orgullo que debe significar las ansias de salir a ganar siempre.

Luego, un clásico es siempre más que un partido por tres puntos. Allí está en juego el barrio, la historia, los cruces entre vecinos, y también el deseo de sentir el placer que es derrotar al eterno rival, aunque más no sea un partido por la copa de invierno, que todos sabemos es mucho menos que la de verano.

Por último, pero no menos importante, Independiente debe sumar la mayor cantidad de puntos para lograr entrar a las copas. Los últimos años hemos visto como equipos chicos, gracias a la regularidad mantenida a lo largo del año, lograban sobreponerse en la tabla general a un Rojo que quizás había hecho un buen Apertura y un pésimo Clausura, o al revés, quedando relegados de toda posibilidad de defender el prestigio internacional que tiene el Rey de Copas. Hoy, cuando vemos a Arsenal en la final de la Sudamericana, o a Banfield jugando la Libertadores (por no habar de Quilmes...) realmente se nos tiene que caer un lagrimón. Para eso sirven los partidos cuando parece que ya no se juega por nada. Para sumar y el año próximo, además de pelear el torneo nuevamente, estar pendiente del ingreso a los torneos continentales.

Esperemos que el receso que impuso la Selección haya servido para que en el plantel de Troglio hayan hecho "borrón y cuenta nueva", pero que también quienes vayan a alentar hagan precisamente eso. De nada sirve insultar a un jugador o un técnico que tres fechas atrás se lo reverenciaba.

Ojalá el sábado, en la olla de la empresa, Independiente mantenga su paternidad histórica con racing, que se ha extendido también a blanquiceleste s.a., como corresponde. Por eso no somos soberbios cuando decimos que los clásicos se ganan con la camiseta, somos realistas.


Emiliano Penelas

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