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Independiente necesitaba regularidad en su juego y en su base. Eso lo advertíamos todos los que fecha a fecha fuimos a ver a este nuevo Rojo de Pedro Troglio, no es nuevo. Aquél equipo que le metía cinco goles a Lanús era otro cuando recibía tres del mismo rival. A matar o morir era el asunto, y a pesar de las cuatro victorias consecutivas en las primeras fechas, el juego no era satisfactorio. Contradictorio, se puede decir, porque qué más pide un hincha que ver ganar a su equipo. Nosotros además, pretendíamos conseguir un nivel de juego que entusiasme con cosas más grandes.
Las caídas frente a Boca y Gimnasia o el primer tiempo frente a San Martín, en donde el 2-0 terminaba siendo un premio para el juego de Independiente, demostraron que el bajón era notorio. De aquél comienzo alentador a ese presente frustrante, pasamos a una nueva etapa en donde el Rojo ha conseguido un estilo que es contundente como el que ganaba, pero que no tiene las falencias defensivas que mostraba el que perdía. Si bien no se puede decir que se ha alcanzado una solidez (difícil hallarla en el fútbol argentino), estamos en presencia de un equipo evidentemente más fortalecido que el del inicio. Y ya ha pasado medio campeonato, que no es poco.



Hablábamos luego de la gran victoria en Santa Fe de la satisfacción y tranquilidad que daba ese resultado conseguido en una cancha tan difícil. Boca también ganó, y la punta sigue siendo compartida, pero el torneo lo jugamos contra nosotros mismos.
Troglio está encontrando el equipo, y lo repite por cuarta vez consecutiva. Empezar a saberse los nombres de memoria es una cosa importante para el ensamble de cualquier formación. Más cuando se rinde como lo ha hecho el Rojo en los últimos juegos. Si a eso le sumamos la recuperación de los lesionados y miramos que en el banco hay refuerzos importantes, como también marcábamos hace unos días, con Machín, Oyola, Pusineri, Báez (que aparece como alternativa a Rodríguez), el Rengo Díaz... entonces empezamos a ver que se puede soñar.
Es cierto que la segunda parte para nosotros será durísima, y sobre todo las fechas finales, cuando se crucen todos los rivales de peso. También lo es que hay equipos como Boca o River, o el mismo Lanús y hasta Arsenal, que están jugando la Copa Sudamericana y eso implicará un desgaste natural en los planteles, sobre todo con la sumatoria de partidos que también habrá con los que se jueguen entre semana.
Todas suposiciones que se verán en un neuvo examen ante Olimpo, que viene en caída, que necesita los puntos imperiosamente, y hasta su entrenador depende de un buen resultado para continuar en su puesto. Los bahienses, con toda su defensa con pasado en Independiente(excluyendo a Tavio, de unos pocos partidos, el resto claramente identificados con la gloriosa casaca roja), deberían venir a buscar al menos un punto de un cilindro que estará colmado por los Diablos Rojos, que desde las dos tribunas seguirán cantando que "en el barrio mando yo".

Emiliano Penelas

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