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Fin de otra semana doble de este campeonato que va a ser así: fechas los martes, los miércoles, los sábados, algún que otro viernes, casi ningún domingo. A eso, sumemos los horarios, y la ensalada se condimenta a gusto. Respecto a lo futbolístico también intuimos que se va a mantener la irregularidad en el juego, que va a ser difícil encontrar un equipo que domine claramente el torneo, y que la pelea va a estar para cualquiera. Por ahora, vamos arriba y eso está bueno. Da más aire, los jugadores trabajan mejor, nosotros vamos a la cancha con más ganas, las ilusiones se encienden, siempre se mira a los demás con otros ojos. Sin embargo, viendo lo que seguramente cada uno pensaba y decía hace no más de siete días, se piensa en que el Rojo parece no estar exento de esa falta de regularidad del fútbol argentino. Y cabe preguntarnos ¿por qué debemos pedirle a Independiente ser regular en un fútbol que no lo es? Porque uno siempre quiere que su equipo sea distinto a los demás, y porque siente que hay equipo, fuerzas y voluntades para tratar de serlo.
El arranque fue prometedor, pero es obvio que nadie gana un campeonato de punta a punta, salvo raras excepciones. Hay altibajos, como en todos los aspectos de la vida, y hay que saber llevarlos. Independiente, quizás es un gran mérito de Troglio del que aún no se habla tanto, parece haberse repuesto de uno de ellos. La derrota con Boca dolió, pero la de La Plata mucho más. Frente a los sanjuaninos la levantada, aunque tibia, exhibida en el segundo tiempo, tuvo su confirmación frente a Huracán, un equipo que tampoco venía bien pero al que se demolió futbolísticamente con autoridad.
Independiente hizo lo que se esperara que hiciera, sólo que debemos recordar que esa no fue la costumbre de los últimos tiempos. Aparecieron los jóvenes que Independiente necesita, para darle frescura y dinamismo al juego. Desde acá lo señalamos hace un tiempo. Matheu, quizás sin la presión de sentir que está rindiendo examen todos los partidos, y jugando en su puesto natural, ha rendido bien. De ahí que el fondo se muestre más sólido, que los laterales pasen más al ataque y también que Assman haya empezado a mostrarse más seguro con el correr de los minutos. En el medio, Callelo se hace fuerte y Fredes demuestra que es un gran jugador, aunque a veces hay que recordar que están en etapa de maduración y no debemos pedirles imposibles. Hay recambios. Pusineri, Machín y hasta el "recuperado" Carrizo son buenas alternativas en la marca. Oyola y Luna pueden dar mucho más de lo que hasta ahora.
Montenegro, cuando brilla, es imparable. Rodrigo Díaz parece necesitar motivaciones extras (ir perdiendo o jugársela de titular, por ejemplo) para desplegar todo lo bueno que tiene. De los dos requerimos más regularidad. Denis, imparable cada vez que recibe limpio, pero además este torneo ha empezado a generar sus propias chances, y a asistir con claridad. Sosa está rápido, con ganas de jugar. Y queda aún sin debutar el paraguayo Ledesma, que quisiéramos verlo pronto porque promete.
Nos acercamos a la mitad del campeonato. Se viene una parada difícil, que servirá de medida, sin lugar a dudas. Confiamos y creemos en este Independiente. Ojalá sigamos el camino de la levantada.

Emiliano Penelas

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