Luego de igualar sin goles, Independiente quedó eliminado del Apertura al caer por penales ante Huracán. Clima de bronca y resignación en Avellaneda por no haber podido imponerse en los 90 minutos, en un torneo que parecía acomodarse para el Rojo.
Independiente venía de dejar en el camino a Boca en la Bombonera, y recibía a Huracán en semifinales, sabiendo que en la otra llave llegaban San Lorenzo y Platense, que el equipo había logrado afirmarse en las últimas fechas y tenía al Libertadores de América como bastión inexpugnable, con 24 partidos invicto, que en los números se estiró a 25, porque hoy finalizó 0 a 0.
Sin embargo, lo que deja la eliminación ante el Globo por penales es lo que viene acarreando el Rojo Desde hace meses: la falta de un goleador, y en general no tener casi ninguna opción de gol entre los demás delanteros y volantes. Ese karma lo persiguió otra vez esta noche, tras un primer tiempo en donde casi no pateó al arco y un segundo en el que vimos cómo Giménez nunca supo definir, Loyola y Montiel la mandaron a la tribuna y así.
Mazzanti fue figura del visitante todo el partido y tuvo un duelo particular con Angulo, que supo contenerlo. Marcone no era el indicado para marcarlo, mientras Cabral y Montiel entraban permanente en la friccion y brusquedad en la marca que proponía el rival, con la poca rigidez del árbitro Mastrángelo, que dejó jugar sucio y no supo cuando aplicar la ley de ventaja cada vez que la tenía Independiente. El tiempo pasaba y fue Rodrigo Rey, con un par de intervenciones, sobre todo un cabezazo a quemarropa en la parte final, quien se transformó en la figura del equipo.
Huracán inició la tanda de penales sobre el arco de la vieja Visera, y fue Ávalos el primero en rematar para Independiente, directo al travesaño. El delantero, que venía de una lesión, había ingresado a 5 minutos del final del partido. Luego convirtieron Montiel y Galdames, mientras que Rey detuvo providencialmente el quinto disparo del Globo. Loyola le dio una nueva vida al Rey de Copas, y también anotaron Lomónaco y Angulo, pero en el último Galíndez se lo atajó a Hidalgo y terminó la película.
Emiliano Penelas
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