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Todo lo que cambió desde el 22 de agosto, cuando el exdelantero de Boca asumió como nuevo director técnico de un alicaído Rey de Copas en reemplazo de Ricardo Zielinski. 

“Ni el hincha más fanático podía suponer que las cosas iban a suceder de esta manera”, dice Enzo Trossero, toda una referencia en el universo Independiente. “Sumemos la motivación de un nuevo técnico, un discurso claro y contundente y decisiones rápidas que se fueron confirmando con los resultados. No sólo cambió el clima, también la manera de encarar los partidos. Al fin y al cabo, el fútbol es un estado de ánimo”, afirma Norberto Verea, un hincha caracterizado, pero de los de verdad. Se pellizcan y tratan de no exagerar el entusiasmo todos los demás, aquellos que vuelcan su pasión detrás del Rojo de Avellaneda, sin terminar de creer que el mundo puede girar sobre sí mismo en apenas un mes y medio.El 22 de agosto pasado, Carlos Tevez sacudía el fútbol argentino firmando su contrato como nuevo director técnico de un alicaído Rey de Copas. Ricardo Zielinski se había visto forzado a renunciar tras arrancar con derrota la Copa de la Liga (0-1 de local frente a Colón), la posibilidad de descender era más que una amenaza y la llegada de un entrenador con escasa y nada brillante experiencia en el puesto e identificado con un enemigo eterno como Boca era vista con gesto de sospecha, incluso de fastidio. Pero 46 días después, todo (o casi todo) ha cambiado.

“Es increíble cómo Tevez ha potenciado el equipo. Hoy se lo ve con personalidad, como lo demostró contra Racing. La defensa está sólida y con mucha confianza; el mediocampo mezcla habilidad con espíritu aguerrido, el arquero es de los mejores del país y los delanteros mostraron su categoría en el clásico”, resume Trossero. “Ahora mismo el hincha se siente un privilegiado. En un fútbol como el nuestro ganar un clásico es una liberación”, sentencia Verea.

Hay muchos ángulos desde los cuales puede explicarse el “milagro” Tevez. Está el rendimiento, más regular, reconocible y fiable que lo mostrado durante los primeros ocho meses del año. Está la actitud, física y mental, sin duda más positiva. Por supuesto están los números, incontestables. Con el Apache sentado en el banco el equipo se mantiene invicto en los 90 minutos de juego, con 4 victorias y 3 empates, uno de ellos transformado en derrota por penales por la Copa Argentina. La tabla de la zona A de la Copa de la Liga lo muestra como único líder; y la anual lo presenta 15º, prácticamente a la misma distancia de una caída a la Primera Nacional (5 puntos) que de la clasificación para la Copa Sudamericana 2024 (6). 

Pero el “milagro” Tevez tiene, por detrás de lo que se ve en la cancha, responsables con nombres y apellidos. Empezando por el propio protagonista. Contratado casi por descarte, tras la negativa de, entre otros, Ariel Holan o Daniel Garnero, el Apache no ha dejado de sorprender a todos desde el día que se sentó por primera vez en la sala de prensa del club.Con el ascendente sobre los jugadores que genera su exitosa trayectoria como futbolista, su estilo directo en el habla y el trato, y la coherencia demostrada hasta la fecha entre lo que dice y lo que hace, el Apache se ganó rápidamente el respeto del vestuario. El mismo comportamiento se prolonga frente a los micrófonos “Sabe que todas las cámaras lo apuntan y están pendientes de lo que haga o deje de hacer, entonces controla sus declaraciones y actitudes para no cometer errores”, explican desde el interior del club.Lo concreto es que los 46 días transcurridos han mostrado una imagen renovada de Tevez. Sereno y a la vez exigente con los suyos durante los partidos, llama la atención su moderación antes y después de los mismos. Deslizó una desconocida vocación docente cuando manifestó su intención de brindarles a los jugadores “enseñanzas para el futuro”, no le abrió ningún espacio a la demagogia –”Todos conocen mi relación con Boca”; y hasta se mostró conciliador con las decisiones arbitrales tras el discutido final del encuentro ante Instituto por la no sanción de dos posibles penales a favor del Rojo.

Por lo demás, Tevez también está exponiendo firmeza en sus convicciones a la hora de decidir los titulares cada semana y plantear los partidos. Prometió que iba a jugar “el que esté bien en los entrenamientos”, y por ese lado se explica que no exista un “once de memoria”. Repitió varias veces la palabra “intensidad” el día de su presentación, y el despliegue físico está en la base del funcionamiento del equipo. 

Desde ya, a la par del técnico se encuentran los jugadores. En ese sentido, el mercado invernal fue auspicioso para el Rojo. Mauricio Isla, Alexis Canelo, Federico Mancuello y, aunque por ahora en menor medida, Felipe Aguilar, Santiago Toloza y el retorno de Lucas González elevaron la riqueza técnica del plantel. La levantada de futbolistas tan discutidos como Joaquín Laso, Damián Pérez, Braian Martínez e incluso Iván Marcone llenan el cartón de los que están ayudando a mejorar la imagen colectiva.

Por detrás de todos ellos surge otro nombre, el de Nicolás Chiesa. Mitad argentino, mitad italiano, el hombre que más dialoga con Tevez durante los partidos concentra buena parte de responsabilidad en el presente de Independiente. “Es el cerebro, el que planifica los ejercicios de entrenamiento y pilotea las sesiones tácticas”, confiesan quienes conocen de cerca la actividad diaria en el predio de Villa Domínico.

Tevez conoció a Chiesa cuando éste trabajaba en Boca, primero en la secretaría técnica a la cual lo sumó Nicolás Burdisso; después, como analista de video de Gustavo Alfaro, quien más tarde se lo llevaría con a él a vivir la experiencia de la selección de Ecuador. Con 43 años de edad, este porteño que dio sus pasos iniciales como técnico en el ascenso italiano, estaba junto a Burdisso en la Fiorentina cuando recibió la llamada del Apache. “El gran mérito de Tevez es haberlo sumado a su equipo”, subrayan en los pasillos de Domínico. 

“Ahora, lo que Independiente y Tevez no deben perder de vista es que siguen estando a cinco puntos del descenso, que falta mucho y que todavía le quedan partidos muy importantes, luchas claves y enfrentar a otro estilo de equipos que no viven en la urgencia [River y Talleres]”, avisa el Ruso Verea. “La realidad es que el equipo está jugando muy bien y solo queda desear que ojalá siga así”, se ilusiona Trossero.

Esta semana, Carlos Tevez se sumó a la nueva campaña de conscripción de socios que lanzó Independiente y ya tiene su carnet. Un guiño más para darle la razón a Verea cuando con una sonrisa dice: “No era nada fácil, pero en apenas un mes y medio, el Apache se convirtió en Piel Roja”.

Rodolfo Chisleanschi

Diario La Nación, 7 de octubre de 2023 

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