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Jugando más de 75 minutos con un hombre más, Independiente no concretó tiros al arco y padeció el partido ante Banfield. Sin ideas ni conceptos, el Rojo juega cada vez peor y no se vislumbran soluciones. Sobre el final del partido se fueron expulsados Stillitano, muy nervioso, y Laso.


Independiente volvió a jugar muy mal, en otra noche preocupante en la que fue un compendio de imprecisiones y desaciertos, un equipo que carece de ideas, falla en todas las pelotas paradas y suele no concretar la mayoría de los pases. 



Pese a que Delfino, a instancias del VAR, expulsó a Coronel por un planchazo a Damián Pérez antes de los 15 minutos, el Rojo nunca le encontró la vuelta a la diferencia numérica. Stillitano planteó una línea de cinco defensores, que no modificó aún con superioridad numérica. 

Recién a la media hora decidió el ingreso de Juanito Cazares por Pérez, pero poco cambió, y el Taladro, agrandado, peleaba todas y generaba más peligro sin hacer demasiado, porque es un equipo tan o más limitado que el que presenta Independiente cada fecha. 

El Rojo tuvo una sola clara cuando Cauteruccio entró al área, intentó eludir a Cambeses, se le fue larga y definió muy mal afuera. Todo era nervio, se erraron los cambios nuevamente, la salida de Barcia le dio más aire por la banda y los ingresos fueron todos pibes, pese a un mercado de pases con once incorporaciones. 

Hidalgo cometió un penal absurdo que Delfino ignoró, y fue al VAR por un choque de Costa que no era ni falta. Stillitano, símbolo de ese desconcierto que se veía dentro de la cancha, se fue expulsado sobre el final, y también Laso. 

Se fue en cero una noche para el olvido: Mal el once inicial, mal los cambios, quemando pibes, sin jugar a nada, fallando en todas las pelotas paradas, no se sabe leer los partidos y se improvisa en todas las áreas. Ojalá haya tiempo de pegar un volantazo a tiempo.

Emiliano Penelas

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