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"Sus juegos mentales son impredecibles y calculados", dijo Gair Jordet, quien estudia el comportamiento de los futbolistas en el campo de juego. El profesional analizó en detalle los movimientos del arquero argentino durante la definición desde los doce pasos en la final del mundial. 

"En primer lugar, se adueñó del área penal. Mientras Hugo Lloris participaba del sorteo de rigor como capitán de su equipo Martínez caminó rápidamente hacia el área penal, esperando a que llegara Lloris, como si le estuviera dando la bienvenida a un visitante a su propia casa: ‘¡Estás en mi casa ahora!’”, planteó el Gair Jordet, profesor de la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte, psicólogo e investigador del rendimiento mental en el fútbol de élite. 

“Este es su estilo. Puede ser cálido y encantador al principio, lo que hace que las personas bajen la guardia, dejándolos más vulnerables para cuando ataque más tarde. Esta ambigüedad es en sí misma abusiva y es parte de su estrategia”, señaló el experto, que hizo una descripción paso a paso de los “trucos” que utilizó el arquero argentino en la tanda de penales ante Francia

Según la mirada del psicólogo en sus primeras intervenciones son “probablemente para conocer al árbitro y sentir dónde se dibuja la línea”. Antes del remate de Coman “Martínez presionó un poco más, lo que obligó al árbitro a intervenir cortésmente para verificar la ubicación de la pelota. Ahí Martínez supo que dominaba el área penal y que podía ponerse a trabajar por completo”.

 “Los arqueros rara vez celebran a lo grande después de parar un penal. Las investigaciones muestran que las celebraciones grandes e intensas indican confianza, dominio y superioridad, lo que afecta positivamente a sus compañeros de equipo y negativamente a los oponentes”, dijo sobre los festejos tras detener el segundo penal. 

Llegado el turno de Tchouaméni, “Martínez confiaba en lo que podía y no podía hacer y ya no era sutil: primero, simplemente se fue con la pelota, como si fuera suya. Mientras el árbitro y el francés esperaban, él se tomó su tiempo, a la vez que le pedía aliento a la hinchada argentina. Luego, en lugar de entregarle el balón a Tchouaméni, lo tiró a un costado, obligando a su oponente a buscarlo. La falta de respeto es clara y obvia. Sin sanciones del árbitro. Esto les dice a todos quién está a cargo. Cuando Tchouaméni está listo, Martínez le dedicó una sonrisa de suficiencia”, continuó el análisis Jordet, que publica Infobae. 

El cuarto pateador de Les Bleus fue Randal Kolo Muani. En este caso, “Martínez primero pareció comunicarse y hacer un gesto con alguien del banco de suplentes, y luego le dijo al rival varias veces que lo había estudiado. La tarjeta amarilla es inevitable, pero demasiado tarde, Martínez básicamente ya ha ganado”, observó el especialista.

“Sus juegos mentales son impredecibles y calculados. Es el Maquiavelo del fútbol y ha estimulado a otros a copiarlo y crear contraataques en su contra. Con esta exhibición en el escenario más grande del mundo, tengo curiosidad por ver cómo evolucionará en el futuro”, finalizó Jordet. 

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