0

En otra actuación para el olvido, Independiente cayó 3 a 1 ante Platense dejando una pálida imagen como local, a una semana del Clásico. Domínguez, en la cuerda floja. 

Una noche para el olvido, una derrota dolorosa, otra más por cómo se jugó y por la bronca de un equipo que no sabe atacar, defiende muy mal y tampoco hilvana dos jugadas seguidas. 

En la primera parte Independiente tuvo la pelota, no fue punzante ni supo como definir las que tuvo, sobre todo en varias imprecisiones de Benegas y un par de intentos fallidos de Leandro Fernández. Sin embargo, tuvo una buena jugada que comenzó con un preciso centro de Lucas Romero a la cabeza de Benegas. De arriba el delantero gana bien y la baja para el ingreso por el segundo palo de Lucas Rodríguez, quien abrió la cuenta.

Desde ahí el Rojo se preocupó por conservar la pelota, pero la defensa sigue siendo un problema grave. Luego de un par de salidas malas de Insaurralde y errores en los saques de Sosa es Marcone quien, sobre el final del primer tiempo quiere salir jugando y se la deja a un hombre Calamar. El pase y otra falla en la marca de Barreto facilitan la igualdad en el último minuto de la etapa, a través de Alexis Sabella.

La segunda parte comenzó con alguna ilusión para los de Domínguez, con un par de llegadas de Fernández y un cabezazo de Insaurralde. Poco y pobre para un equipo que no muestra nada, no juega ni genera peligro, se hunde en sí mismo y choca contra los rivales. Para colmo, siguió marcando mal y con todas lass limitaciones Platense se lo dio vuelta a los 26 minutos con un gol de Tijanovich. 

Sobró el resto del encuentro para comprobar que este equipo no puede consigo mismo, que Batallini tiene que pelear ante cinco rivales contra la raya o Vigo no completa una sola jugada de forma coherente. Sobre la hora, el tercero del Calamar terminó de incendiar los ánimos en el Estadio, cuando se viene el Clásico de Avellaneda. 

Emiliano Penelas

Publicar un comentario