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Jorge Sampaoli le había confirmado hace un mes que estaría entre los 35, pero luego lo reemplazó por Cristian Ansaldi.



Para Jorge Sampaoli la palabra es importante. El nacido en Casilda es un hombre de convicciones firmes, de personalidad fuerte, que tiene sensibilidad por las causas sociales. Es un enamorado de la poesía que ofrecen los grandes intérpretes del rock argentino, tanto que además de llevar alguna frase marcada en su piel, también suele utilizarlas en sus interesantes conferencias de prensa y hasta para arengar a sus planteles. Es un tipo que cree en el convencimiento desde la retórica (sino no se explicarían sus viajes a Europa para hablar cara a cara con los jugadores) y en que las cosas se dicen siempre con algún sentido. Los que lo conocen no dudan en definirlo como alguien tan frontal y claro en sus conceptos como cambiante e impredecible por momentos.

Y en esos cambios -a veces bruscos- que suele meter el entrenador de la Selección puede, tal vez de manera inconsciente, cometer alguna injusticia de las que él mismo se indignaría.

En la lista preliminar de 35 nombres para el Mundial de Rusia que anunció este lunes, el técnico de 58 años decidió dejar afuera a Fabricio Bustos, el lateral derecho de 22 años de Independiente que tuvo un buen desempeño en el amistoso contra Italia en Manchester y que padeció como todo el equipo a España en el 1-6 de Madrid. Eligió en su lugar incluir a Cristian Ansaldi (31 años, juega en Torino de Italia), uno con mayor experiencia y roce internacional. Hasta ahí, razonable y hasta incuestionable podría resultar su determinación pensando en buscar mayor solvencia para disputar nada más ni nada menos que una Copa del Mundo.

El detalle es que el DT ya le había comunicado a Bustos personalmente que lo incluiría a él en la nómina de preseleccionados en la charla que mantuvieron el 12 de abril en el predio de Ezeiza. El pibe, de los jugadores más jóvenes junto con Lautaro Martínez (20) que Sampaoli utilizó en su ciclo, fue el primero en hablar con el técnico en esa seguidilla de reuniones que el casildense mantuvo con cada uno de los que estaban en su radar para conformar el listado.

Bustos y su ilusión se habrán enterado por los medios de comunicación que aquello que escuchó de la boca del entrenador hace un mes, finalmente no se cumplió. Que a esas palabras que le endulzaron los oídos y el corazón se las llevó un viento que todo empuja. Que tendrá que esperar cuatro años para tener la revancha de jugar su primer Mundial. Eso no será el fin de su mundo, pues tiene toda la carrera por delante. Pero, sin dudas, que no andará en estos días bailando en una pata.

Podrá justificarse Sampaoli con fundamentos válidos desde lo estrictamente deportivo. Y será aceptado. Eso sí, para la próxima debería tener más presente el pedido que habrá escuchado alguna vez de un tal García y no hacer promesas sobre el bidet.

Nahuel Lanzillotta
Clarín, 14 de mayo de 2018 

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