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Mariano Elizondo fue elegido por 22 de los 30 clubes de la elite para comandar el nuevo escenario por cuatro años; el foco de su trabajo estará en multiplicar los ingresos que reciben los clubes. Carlos Montaña, de Independiente, Secretario.



La Superliga cumplió ayer con el último trámite burocrático que le quedaba: eligió a sus autoridades. Con 22 de los 30 clubes de primera división presentes en el tercer piso del edificio de la AFA, Mariano Elizondo se transformó en el primer presidente de la liga. Será secundado por Jorge Brito (River) y Matías Lammens (San Lorenzo). Carlos Montaña (Independiente) será el secretario, mientras que Matías Ahumada (Boca) tendrá la tesorería.

En los papeles, la Superliga se crea para generar más recursos. En su primera conferencia de prensa, Elizondo habló de "entre 10 y 15 ideas" para mejorar los ingresos de la primera división. El más importante es el del sponsor del torneo. Tanto la AFA (a la que los clubes de primera le deben $ 660 millones) como el Gobierno mirarán con cuatro ojos el proceso que se inicia: se relamen esperando la parte que les corresponde de los nuevos ingresos.

Jorge Brito, número dos de la Superliga, aclaró los ítems que seguirán del lado de la AFA y las competencias de esta nueva asociación civil, integrada por la primera división: los árbitros, las sanciones y la inscripción de los futbolistas continuarán siendo potestad de la AFA, que tiene la representación de la FIFA en el país. La Superliga organizará su torneo y conseguirá sponsors. Todo el resto de los temas que hacen a la relación AFA-Superliga quedarán zanjados cuando se firme el convenio de colaboración entre ambos.

"Vamos a trabajar con gente dedicada el 100% del tiempo a mejorar los ingresos, a controlar los presupuestos; a tratar de mejorar todo lo que tiene que ver con el fútbol de la primera división", postuló Elizondo en su primer discurso como presidente de la liga. Dinero; siempre, dinero. De hecho, a este ex CEO del Grupo Indalo lo eligieron para el puesto porque en su cabeza hay varias alternativas para que el fútbol recaude más. Ése es el objetivo primario y principal de la Superliga. Elizondo también habló del fair-play financiero, el llamado juego limpio económico que se basa en estrictos controles presupuestarios para evitar desigualdades entre los clubes (que un club endeudado compita por contratar a un jugador con otro que no debe un peso, por ejemplo): "El estatuto de la Superliga nos permite hacerlo", recordó el flamante presidente, que en rigor cumplirá un rol más ejecutivo que político.

"Necesitamos el fair play financiero para garantizar la competitividad", recordó Brito. Y añadió: "Sabemos que venimos de una lógica en la que era todo muy dinámico, con favores políticos entre la asociación y los clubes durante los últimos 30 años. También sabemos que las administraciones de los clubes no han sido muy coherentes y las sanciones, prácticamente nulas. Tampoco podemos de un día para otro dejar afuera al 90% de los clubes, porque no puede existir un campeonato con tres clubes. Pero sí sabemos que debemos tener una posición muy dura con los clubes que les deben plata a los jugadores. En ese sentido, vamos a tomar una rigurosidad muy importante de cara al próximo campeonato".

Comandada por Elizondo, la Superliga nace con un horizonte reduccionista: hoy son 30 clubes, pero en los próximos cuatro años ese número bajará a 22. Aumentarán los recursos y cada uno de los integrantes de la elite recibirá más. Por lo pronto, Marcelo De Luca, el presidente de las últimas semanas, se retiró con superávit: en las cuentas de la liga hay $ 15,26 millones, el 1 % del nuevo contrato de TV.

Alejandro Casar González y Fernando Czyz
Diario La Nación, sábado 10 de junio de 2017

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