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Independiente volvió a jugar muy mal e igualó sin goles ante Gimnasia. Tras una  pálida actuación, el equipo se fue silbado. 

La gente hizo sentir su disconformidad esta tarde noche en el Libertadores de América y nadie quedó exento del reproche ante un equipo que pese al discurso del entrenador no demuestra nada dentro del campo de juego.

Independiente juega en cámara lenta, no tiene cambios de ritmo ni asume riesgos para ganar los partidos y tampoco muestra rebeldía ante la adversidad del resultado y del rival.

Gimnasia no lo inquietó, hizo su negocio de contra y cuando vio con cariño el puntito dejó de atacar. El Rojo jamás le encontró la vuelta y se perdió en la mediocridad que nos tiene acostumbrados.

Emiliano Penelas

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