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Mala noche de Independiente, que no pudo con Unión en Santa Fe. El Rojo comenzó ganando pero el Tatengue lo empató al minuto, de penal. Pobre actuación del equipo de Almirón.

El partido comenzó muy difícil para Independiente, que no podía sostener la presión que Unión hacía en los primeros metros e impedía la salida clara de los jugadores del Rojo. Sin embargo, con fútbol y toques, el equipo de Almirón empezó a equilibrar las cosas y llegó al gol con una gran jugada colectiva a puro toque de primera que terminó definiendo Albertengo con un poco de suerte.

La alegría duró poco porque menos de un minuto después Vigliano estaba pitando penal para el Tatengue. La falta existió, pero fue leve, y al árbitro, que comenzaba a írsele el partido de las manos, andaba con ganas de cobrar cualquier roce. Malcorra convirtió el empate y luego todo volvió a ser parejo en el medio, pero de a poco fue nuevamente el local quien comenzó a imponerse y presionar.

En el segundo tiempo el partido se hizo rápido, veloz y de ida y vuelta. Se jugaba a la fricción, al roce, por momentos con pierna fuerte y un poco de rispidez. Pero faltaba el organizador, el que ponga la pelota al piso y piense la jugada. Albertngo era pura voluntad y coraje, pero no tenía compañía. Ni Pisano, ni Aquino, ni Pizzini cumplieron esa función, y el lungo sufrió solo en la delantera.

Se presentía que el Rojo podía ganarlo con muy poquito más, pero nunca le encontró la vuelta y el empate terminó siendo un castigo a la falta de ambición.

Emiliano Penelas

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