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Luego de un primer tiempo parejo, Independiente pareció conformarse con el empate y en el segundo se limitó a conservar la igualdad que lo obliga a mirar otros resultados.

El primer tiempo fue parejo, y aunque se jugó sin demasiado riesgo sobre los arqueros, fue entretenido y tuvo acción. Unión llegó pero no tuvo claridad, no apuró a Independiente, que pese a no sufrir, tampoco fue a buscar el partido. Esa actitud "flojita" hacía presagiar que si los de De Felippe apretaban un poquito más, si eran un poco más arriesgados, podían complicar al Tatengue y traerse la victoria.

Sin embargo, el Rojo salió a jugar el segundo tiempo con un conformismo tal que llegó a resultar exasperante, como si los jugadores no entendieran que el partido de hoy era clave, ante un rival directo en la lucha por el ascenso. Pasaban los minutos y la sensación de que el empate les caía bien comenzó a hacerse sentir.

Así, entendimos que con un solo delantero es difícil. Sin volantes con llegada un poco más. Y si no tenés voluntad de atacar está jodida la cosa. El punto no parece servirle a Independiente, que a esta altura del campeonato ya empieza a mirar de reojo a los rivales y especula con resultados ajenos.

Emiliano Penelas

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