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Aquel dirigente que pareció haber llegado para cambiar al fútbol argentino tiene su imagen por el subsuelo. Aunque sacó provecho de la causa y ganó crédito mientras dio los primeros pasos como dirigente, Javier Cantero nunca quiso ser un paradigma sólo por la lucha contra la barra brava de Independiente ni volverse una mosca blanca en la AFA. Los hinchas propios se pusieron tan orgullosos como si hubieran ganado la octava Copa Libertadores y los ajenos los envidiaron: en ese momento hubiesen pagado por tener un Cantero en su club.


Pero cayó. Se equivocó con un puñado de refuerzos y tropezó. Confirmó a Cristian Díaz, llamó tarde a Américo Gallego y rodó. Su "bala de plata" fue el colombiano Juan Caicedo, despidió con demora al Tolo y se hizo añicos contra el cemento. Hoy, con Independiente en pena en la B Nacional, muchos quieren sacarse de encima al presidente que hace un año y medio casi es condecorado. A quien llamaban para charlas y con quien los políticos querían sacarse fotos.

Todos los días hay una novedad en Independiente. Una renuncia o un zarpazo de los que están enfrente. El oficialismo, por ahora, resiste. Ayer se convocó una marcha para que se vaya el presidente. Se dice que las listas opositoras tienen las firmas para pedir una asamblea extraordinaria en la que se trataría el adelantamiento de las elecciones. Es cierto que Cantero se equivocó y que hasta menguó la fuerza en la disputa con los violentos. Pero la cuestión pasa por otro costado: ¿quién está preparado para asumir?

Los Rojos no parecen tener una sociedad con el impulso, las ideas, el marketing, los proyectos y el poder con que Matías Lammens y Marcelo Tinelli sacaron a flote a San Lorenzo, por ejemplo. ¿Quién podría generar confianza? Si los mismos socios le dieron la espalda a la tradicional Lista Roja. Si una y otra vez repudiaron las apariciones del sindicalista Pablo Moyano. Si la familia Grondona parece culpable de todo y suena fuerte la versión de una eventual candidatura de Julio Ricardo, hijo de Don Julio y presidente de Arsenal; incluso, con la idea de que así se le abriría aún más el camino a la AFA. Son malos los ejemplos en los que se votó sólo por oposición. En el país o en los clubes. Hace poco los socios de Independiente quisieron sacarse sí o sí a Julio Comparada de encima. Ganó Cantero, a quien la mayoría desconocía, con algunos lineamientos no del todo claros y otros, directamente, utópicos. Si se consigue la unidad, si se tiene un criterio, si se cumplen los plazos y si surge un líder, bien valdrá el cambio. Para improvisar, para aliviar la bronca, para entregarse a candidatos vacíos, mejor esperar hasta diciembre de 2014.

Francisco Schiavo
Diario La Nación, 24 de agosto de 2013

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