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En los últimos dos años, consiguió subir a Primera división con dos equipos: Olimpo y Quilmes; hoy lo buscan los Rojos, donde ya estuvo como ayudante de Falcioni.


"El fútbol me ayudó a encarrilarme en la vida. Me dio la posibilidad de poder ser una persona normal, como cualquiera, sin olvidar que me tocó estar en una guerra, de la cual tengo mucho orgullo de haber ido. Siempre digo lo mismo, siento orgullo de poder haber vuelto entero".

Omar De Felippe entiende mejor que nadie que el fútbol es sólo fútbol. Por eso, en la vorágine que vive el Mundo Independiente, parece ser el hombre indicado para intentar enderezar el rumbo de los Rojos en el Nacional B, donde aún no consiguió ganar y sufrió la rápida salida de Miguel Angel Brindisi. Más allá de las reuniones protocolares con otros candidatos, la dirigencia liderada por Javier Cantero siempre supo que este ex combatiente de Malvinas, discípulo de Julio César Falcioni, especialistas en armado de grupos y amante del buen juego era el elegido. Ayer, firmó su contrato. Hoy, ya trabaja en su nuevo objetivo: devolver Independiente a la máxima categoría.

De Felippe, a la izquierda, en Malvinas

Como si hubiese sido un presagio del futuro, De Felippe nació en Mataderos, Ciudad de Buenos Aires, un 3 de abril de 1962. Nadie podía imaginarlo, pero el destino lo encontraría cumpliendo los 20 años en un día después de la toma de Puerto Argentino, lo que dio inicio a la Guerra de Malvinas. Cinco días después, su madre recibió la citación de ejército y De Felippe partió rumbo a los archipiélagos. Estuvo en campo de batalla hasta el día de la rendición argentina. El año pasado, en el aniversario número 30 del conflicto bélico, el entrenador contó su experiencia en canchallena.com.

Como él mismo explica en cada entrevista, fueron el fútbol y la familia lo que le permitieron seguir adelante. "Tenía que ganarme un lugar en el fútbol. No sé si habré tenido las condiciones suficientes para ser jugador, pero Huracán me había evaluado mucho tiempo. Tan bueno no era, porque no jugué en ninguna selección, pero me ayudó a encarrilarme", recordó en aquella charla con este medio.

De Felippe no fue un futbolista destacado. Luego de 38 partidos y 8 goles con el Globo, se mudó a Bahía Blanca, donde vistió la camiseta de los dos grandes locales: Olimpo y Villa Mitre. Luego, volvió a jugar en Huracán, tuvo un paso fugaz por Once Caldas, de Colombia, y regresó al aurinegro para ponerle punto final a su carrera como jugador.

Su deseo era claro: quería ser entrenador. Sus primeros trabajos los realizó en las divisiones inferiores de Atlanta y Huracán y como colaborador de Ricardo Zielinski en San Telmo, de la B Metro. Pero fue como ayudante de campo de Julio César Falcioni que comenzó a trabajar en el fútbol grande de la Argentina: Vélez, Olimpo (lograron el ascenso), Banfield (cuartos de final de la Libertadores), Colón y Gimnasia. Según explica el periodista y entrenador de fútbol Christian Leblebidjian, De Felippe "era quien más dedicación les ponía a las jugadas preparadas, al tan mencionado laboratorio".

La separación laboral con Falcioni llegó en 2009, cuando Olimpo le ofreció a De Felippe la dirección técnica. El equipo estaba prácticamente descendido, pero el cambio de imagen convenció a los dirigentes para renovarle el contrato al nuevo DT para la temporada en el Nacional B. En un año, y con un fútbol destacado, el Aurinegro consiguió el ascenso a Primera División. En la primera temporada, mantuvo la categoría y condenó a River a jugar la Promoción. En la segunda, se fue del conjunto bahiense tras algunos malos resultados.


Malvinas: De Felippe, el futbolista al que la guerra le cambió la vida from lanacion.com on Vimeo.

Cuando su nombre recorría todos los medios por los 30 años de la Guerra, Aníbal Fernández lo contactó para que reemplace a Ricardo Caruso Lombardi, que partía a San Lorenzo, en Quilmes. Agarró el equipo en la cuarta posición (zona de promoción) y logró el ascenso directo, terminando a un punto del campeón: River. En la temporada en Primera, logró la permanencia con holgura, pero dejó su cargo por diferencias con los dirigentes cerveceros.

Lejos de los planteos defensivos del Falcioni, De Felippe es precursor de un juego ofensivo. Además, la experiencia en Malvinas le dejó una enseñanza que intenta aplicar en cada equipo que le toca dirigir: "Una cosa que veo muy importante es la convivencia del grupo, el estar con el otro. Hay valores muy fuertes. Hay que entender las diferencias. Hay que atacar los problemas desde el principio. Hay que tratar de prever esos conflictos y evitarlos de antemano", explicó.

Con dos ascensos en dos equipos, el público de Independiente tiene motivos para ilusionarse. Él sabe que enfrenta su misión más importante como entrenador, pero no se asusta. El fútbol es sólo fútbol. .

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