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Independiente perdió ante San Lorenzo y descendió por primera vez en sus 108 años de historia. Dolor, tristeza y desazón deberán construir pronto una nueva página de grandeza. 

No se puede comentar el partido de esta tarde en el Libertadores de América sin hablar desde la tristeza que produce un resultado que todos sabíamos que tarde o temprano iba a llegar, aunque tratáramos de aferrarnos a ese milagro que pensábamos podía ocurrir.

El problema es que para que ocurran las hazañas hay que tener un equipo a la altura de las circunstancias. Y hoy los pibes de Independiente, con esfuerzo y tesón, mostraron también sus nervios e inseguridades, y cuando el Rojo ni siquiera dependía de sí mismo, tampoco pudieron darle la última alegría a la gente que llenó el Estadio y se comportó con hidalguía ante el momento más crítico de un Club gigante.

Descendió Independiente, y ese será el titular de mañana. Este dolor que hoy nos parece increíble, imposible, esta hora tan negra, ojalá pronto se transforme en alegría y más gloria para todos los que amamos estos colores.

Emiliano Penelas

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