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Pese a que a último momento Américo Gallego prefería reternerlo en el equipo, el volante fue transferido a préstamo al Bahía de Brasil. "Sé que no di todo lo que podía dar", dijo.


Paulo Rosales se ha convertido en otro de los refuerzos llegados a mediados 2012 que emigra seis meses después. Ayer se despidió de sus compañeros en Villa Domínico, pese a que a último momento, a raíz de las lesiones y sin concretarse la llegada de nuevas incorporaciones, Américo Gallego amagaba con volver a contar con él.

“Me duele irme porque siempre soñé con jugar en un equipo grande, después de pasar por el ascenso y subir con Unión”, dijo el volante, quien además agradeció a Cantero por "la calidad de persona que es y lo bien que se ha portado conmigo y mi familia. Sólo me queda ofrecerle disculpas por no haber rendido como él esperaba”.

“Soy consciente de que las cosas no me han salido siempre bien. Con Cristian Díaz jugué bastante y por lo general anduve bien. Después llegó Gallego y me puso poco, a veces ni concentré, pero bueno, son decisiones de los técnicos; aunque también hago autocrítica porque sé que no di todo lo que podía dar”.

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