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Independiente se hizo un festín con Newell's a pura contundencia y dio muestras de estar vivo. Acompañado por una multitud, el equipo de Mohamed se encontró rápido en ventaja y supo administrar los tiempos para ganar, golear y gustar. ¡Al fin, Rojo!

Había que ganar y se ganó. Pero no sólo eso, sino que se evidenció en la cancha la demostración de autoestima y coraje que la gente estaba reclamándole al equipo. Y después de 13 fechas el Rojo pudo volver a cantar victoria en el campeonato local, e ilusionarse con salir rápido de este mal momento.

Nicolás Cabrera, en su mejor partido en Independiente, se despachó con gos goles y dos asistencias. Él mismo fue el encargado de abrir el marcador cuando apenas se jugaban 3 minutos, capturando un rebote de Peratta como si fuera un goleador de área. Iban 11' cuando el mismo ex Vélez y Newell's remató desde lejos y la fortuna quiso que el remate se desviara en la pierna de un defensor para descolocar al arquero y poner el 2-0.

La ráfaga del Rojo vestido de azul se coronó a los 24', y otra vez a partir de una buena acción de Cabrera, llegando al fondo y tocando atrás para que Silvera, el día de su cumpleaños, pusiera el 3-0 que daba aire y tranquilidad a un equipo que lo andaba buscando.

En la segunda etapa Independiente reguló, y si bien el resultado era holgado, la situación no daba para festejar aún. La visita controlaba la pelota pero no creaba peligro sobre Hilario Navarro, y eso era un aliciente. Al igual que la enorme tarea de Tuzzio, en posición de volante central, cumpliendo con un grandísimo papel que le valió ganarse varias ovaciones por su despliegue y calidad en el quite y distribución. Sin dudas, el mejor de la cancha luego de Nico.

Hasta que a los 34', otra vez una gran acción de Cabrera, que la empaló por sobre los defensores para dejarlo sólo a Jairo Castillo, que apenas ingresado tocó con suavidad por encima de la salida de Peratta para coronar una noche increíble.

El Rojo estuvo todo junto, todos alentando, el equipo demostró su personalidad y ojalá que éste sea el arranque de otro torneo, con otro espíritu, para volver a pensar en grande.

Emiliano Penelas

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