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La Roja apostó a jugar durante todo el partido, y debió haber ganado en tiempo regular. Holanda, que se dedicó a pegar con el árbitro como cómplice, no fue fiel a su historia y la lógica lo castigó. Iniesta, a 4' de los penales, marcó el gol del campeonato.

Holanda se arrepentirá de haber dejado pasar su tercera final, sobre todo porque resignó su historia y su fútbol en el partido más importante del Mundial, y por eso España, que sí jugó como nos venía acostumbrando en Sudáfrica, es un justo campeón.

Tuvo que sufrir de más, pero Andrés Iniesta, "el oficinista" que juega al fútbol como los dioses, definió mano a mano contra el arquero holandés cuando se jugaban 26 minutos de tiempo suplementario y los Naranjas esperaban los penales.

El otro protagonista del partido, de manera negativa, fue el árbitro inglés Webb, permisivo con las faltas, sin sacar tarjetas cuando la rudeza del partido (sobre todo de los holandeses) se lo exigía.

Más allá de eso, Xavi conducía el juego de España y Robben marcaba el peligro constante de los tulipanes. Gran partido de Sergio Ramos y de Carles Puyol, pero el chico de la tapa será Iniesta.

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