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La inesperada salida de Américo Rubén Gallego, con el consecuente reemplazo por parte del novato Daniel Garnero, hace propicia la ocasión para repasar la estadía de los últimos seis técnicos que han ocupado el banco del Club Atlético Independiente.

Desde mediados del 2005 a la fecha, estos fueron los DT de Independiente,
ahora una nueva foto se deberá agregar a este mural…

Julio César Falcioni
Luego del campeonato ganado a fines de 2002 de la mano del Tolo Gallego, el Rojo atravesó una mala época, siendo las siguientes dos temporadas muy flojas -tiempo en que ocuparon el banco Oscar Ruggeri, Osvaldo Sosa, Daniel Bertoni y César Menotti, sumado a sendos interinatos de Pedro Monzón y Miguel Santoro-, por lo que a mediados de 2005 se buscó en un técnico sacapuntos (?) como Falcioni (de buenas campañas previas en Olimpo y Banfield) al hombre que ayudara a mejorar el promedio con un plantel que mezclaba muchos burros con un par de diamantes.

Así las cosas, y a pesar del lastre que suponían nombres como los de Bernardo Leyenda, Eduardo Domínguez, Marcelo Méndez, Esteban Buján, Martín Pautasso y Emiliano Armenteros, el equipo terminó 4º en el Apertura de aquel año -con 32 puntos-, cumpliendo así la mejor campaña en tres años. Se llegó con chances de campeonar a la penúltima fecha, se ganó con goleada el clásico y se rompió una racha de 17 años sin vencer al CAVS en Avellaneda, habiendo registrado el CAI solamente tres derrotas, todas en condición de visitante. Entrenador que hizo explotar a Sergio Agüero y debutar a Oscar Ustari, el ex-arquero del América de Cali se sintió con poder: “limpió” en el verano a Sergio Orteman, Lucas Pusineri, Juan Eluchans y Matías Manrique (por considerarlos camarilleros), bajas a la que había que agregar la de un Nicolás Frutos que había sido transferido a Bélgica promediando el Apertura (!).

Con la llegada de Gastón Machín, el boliviano Lorgio Álvarez y el ignoto chileno José Rojas, el Rojo encaró el Clausura con buenas expectativas, pero apenas terminó con 23 puntos en un gris 12º lugar. Si bien el equipo terminó con 55 puntos en la general y quedó con un buen promedio de cara a la 2005/06, el hecho de que Falcioni boqueara anticipadamente con una segura clasificación a las copas (objetivo que quedó trunco en la fecha final tras un baile de Central en Arroyito) seguramente influyó en la no renovación de su contrato.

Jorge Luis Burruchaga
Después de esperar por su chance mucho tiempo -y de escuchar de boca de un directivo que nunca dirigiría al Club por haberlo inhibido en algún momento-, Burruchaga llegó para la 2006/07, luego de una breve experiencia en el ascenso, un digno trienio con Arsenal en la “A” y una aceptable temporada en Estudiantes, al cual dejó en cuartos de final de la Libertadores antes del Mundial '06.

Muchos jugadores le trajeron a quien fuera ídolo como jugador del CAI (Daniel Montenegro, Leandro Gioda, Guillermo Rodríguez, Vladimir Marín, Rodrigo Díaz), y el equipo logró un buen 4º puesto en el Apertura -con 32 puntos- aunque bastante lejos de los 44 que reunieron Boca y el propio ELP, que ahora dirigía el Cholo Simeone. Los refuerzos veraniegos fueron de dudosa calidad, ya que llegaron el zaguero paraguayo Carlos Báez, el lateral izquierdo Sergio Escudero -venía del Olimpo campeón de la B Nacional- y el delantero colombiano José Alcides Moreno Mora, con el agregado de la vuelta de un Lucas Pusineri que volvía luego de un año de “exilio” en Nuñez.

La campaña del Clausura fue decididamente mala. Ya a los diez minutos del primer partido Colón ganaba en Avellaneda por dos goles (fue el primer partido como gitano del Rojo luego de la demolición de la Doble Visera), lo que fue un síntoma de lo que sería la campaña, gol de media cancha de Palermo incluido. Luego de caer como local ante un Godoy Cruz que estaba haciendo su primera experiencia en la elite -con una llamativa falta de actitud de los jugadores-, Burru dio un paso al costado al haber sacado apenas 8 de 30 puntos disputados. El sueño había terminado mucho antes de lo previsto.

Miguel Santoro fue -al igual que en 2001 y 2005- el encargado de terminar la temporada, pero más allá de una buena remontada Independiente terminó 11º en el Clausura con 25 puntos, lo que resultó en 57 unidades en la tabla general, quedando a un par de Lanús que se metió en el repechaje de la Libertadores 2008.

Pedro Antonio Troglio
En el invierno de 2007 fue otro de la generación del '90 (?) el encargado de sentarse en el banco del Rojo. De la mano del nacido en Luján, el CAI tuvo un furioso arranque en el Apertura con cuatro triunfos consecutivos, pese a que los refuerzos habían sido de poca monta: Matías Oyola, Ricardo Moreira, Lucas Mareque y Cristian Ledesma, juvenil delantero paraguayo que no jugaría más que un par de cotejos en el Club.

Luego de dos derrotas al hilo el equipo retomó la senda triunfal, llegando puntero a la fecha 13 con cinco puntos de ventaja. Pero con la derrota en Rosario ante NOB comenzó la debacle, terminando en el 9º puesto (!) el Apertura -con 28 puntos- pese a los muchos goles de Germán Denis: apenas se habían rescatado 3 unidades de las últimas 21 en juego.

El equipo nunca se repuso del golpe, y más allá de la fulgurante (?) aparición de Patricio Rodríguez en el torneo de verano, el inicio del Clausura no fue bueno. Ojo, tampoco malo, ya que se cosecharon dos victorias y dos derrotas, pero el ignominioso 1 a 1 logrado en cancha de Boca (con el equipo refugiado en su área todo el ST y un Fabián Assmann espectacular) dejó tecleando al técnico que en 2005 salvó a GELP del descenso y poco tiempo después lo clasificó subcampeón. Precisamente al Lobo le ganó Independiente luego del papelón en Brandsen 805, pero en la 7º fecha hubo derrota 2 a 0 en San Juan ante el ascendido San Martín y allí la dirigencia le soltó la mano al novel entrenador… y sí, después de que te meta un gol Luis Tonelotto no hay futuro posible (?).

Claudio Daniel Borghi
Cuando muchos pensaban que el arquero más exitoso de la historia Roja iba a ser ratificado en su cargo de una vez, tras haber protagonizado cuatro interinatos -relativamente largos- en menos de una década, el presidente Julio Comparada hizo una apuesta fuerte: le ofreció el cargo al “Bichi”, quien venía de ser tetracampeón en Chile con el Colo Colo.

El entrenador que nunca había dirigido en la Argentina se hizo cargo anticipadamente -asumió en la 14º jornada del Clausura con triunfo ante CASLA en Bajo Flores-, luego de que Santoro obtuviera 11 de 18 puntos disputados. Borghi aprovechó el envión y le alcanzó con cinco empates más esa victoria para poner al Club nuevamente en el mapa internacional, ya que el equipo logró el pase a la Sudamericana '08 tras igualar angustiosamente con Arsenal en la fecha final y cerrar el certamen con 31 unidades y en un digno 6º puesto.

Para la 2008/09 llegaron varios refuerzos al Club (Leonel Nuñez, Darío Gandín, Federico Higuain, Leonel Ríos, Emanuel Centurión, la mentira (?) Depetris y Ángel Puertas), pero el equipo nunca terminó de aparecer. Para colmo, un empate agónico de racing en el clásico -por la tercera fecha del Apertura- y la eliminación ante Estudiantes en la primera ronda de la Sudamericana (por penales, cuando faltando tres minutos para terminar la revancha el Diablo era el que pasaba) minaron la confianza de la gente hacia el “Bichi”. Entre la 7º y la 9º jornada el Rojo sufrió tres derrotas al hilo, por lo que al cabo de ésta última -1 a 0 frente a Huracán, sin que los jugadores se dignaran a patear una vez al arco-, el propio Borghi decidió poner punto final a un ciclo demasiado breve, mientras el plantel lamentaba su partida aunque no hubiera hecho demasiado en la cancha para evitar ese final. Hasta el final del torneo agarró la manija (una vez más y van…) Miguel Ángel Santoro, quien no pudo evitar que la indolencia general llevara a un lastimoso 18º puesto final, gracias a los magros 18 puntos conseguidos.

Ratificado por primera vez en su vida como DT oficial, “Pepé” armó la pretemporada y pudo elegir refuerzos, aunque solamente le trajeron al veterano Eduardo Tuzzio -único que pagó los platos rotos del River colista- y Diego Gavilán, volante paraguayo que venía con el objetivo de ganar rodaje de cara a las eliminatorias mundialistas. El equipo tuvo un desempeño irregular: capaz de empatar en el debut ante el futuro campeón, ganar el clásico ante la academia y batir a Boca tras 5 años, fue vapuleado sin piedad por San Martín (Tucumán) y Gimnasia (Jujuy), los dos equipos que en ese semestre descendieron. A pesar de la goleada a favor ante NOB en la séptima fecha, Santoro presentó su renuncia indeclinable al cargo, convencido de que los jugadores no lo bancaban. Y tan errado no estaría, ya que el único que lo saludó en esa noche del Tomás Ducó fue Fabián Assmann, uno de los pollos que tantos secretos suyos para el puesto incorporó en las inferiores.

Américo Rubén Gallego
La temporada parecía perdida, aunque había alguna mínima chance de clasificar a la Sudamericana. Para ello, se fue a buscar a un técnico de experiencia y ganador como el “Tolo”, quien además había sido campeón siete años antes. Sin embargo, el debut fue patético: derrota 5-1 ante Lanús y promesa a viva voz de “limpiar a los jugadores como un ajo”. Para qué. A partir de allí el rendimiento fue una lágrima, con goleadas 5-1 y 5-0 recibidas ante Estudiantes y Banfield respectivamente. El conjunto terminó en un triste 16º puesto (21 puntos), y solamente debido a la buena cosecha en la 2007/08 el promedio no sería una amenaza en la siguiente temporada… aunque habría que mirarlo de reojo.

Para el Apertura 2009 el cordobés pudo armar el plantel a gusto y piacere. Separó a más de 15 jugadores (Gioda, G. Rodríguez, F. Higuain, Sosa, Moreira, Centurión, Ríos, Ledesma, Puertas, etc.) y dejó ir a México a Daniel Montenegro, talentoso jugador pero gran símbolo en tres años de campañas mediocres. Llegaron refuerzos que -excluyendo a Ignacio Piatti y al retornado Carlos Matheu- eran una incógnita: Néstor Silvera coqueteaba con el retiro, Walter Acevedo venía de Ucrania, Walter Busse se había ido al descenso con el Lobo jujeño, Luciano Vella venía de estar seis meses parado y Martín Gómez acumulaba casi tantas expulsiones como goles en la B Nacional.

Pero la campaña fue más que aceptable: 4º puesto, pero a diferencia del Apertura '05 y Apertura '06, se lograron 34 puntos. El Diablo ganó en la Bombonera y el Monumental después de 13 años, venció a racing en el Cilindro y por momentos jugó bastante bien. Además, se afianzaron con la confianza del Tolo dos juveniles del club: el arquero Adrián Gabbarini y el zaguero Leonel Galeano, quienes aprovecharon la lesión de un compañero para hacerse de un lugar en el once titular y no salieron más.

En el receso veraniego llegaron Leandro Gracián y Gabriel Vallés, dos refuerzos de cartel muy distinto pero que tendrían similar participación durante el Clausura. En dicho torneo, Independiente fue nuevamente 4º, pero a diferencia del certamen anterior, en esta ocasión supo ser líder durante varias fechas: de hecho, al cabo de 12 jornadas llevaba 5 puntos de ventaja al segundo, pero sendas derrotas ante GELP afuera y CASLA empezaron a minar el sueño de campeón de un conjunto que por momentos se defendía en exceso. El cierre fue bastante flojo (el equipo logró 7 de los últimos 21 puntos en juego), vergonzosa derrota ante AAAJ en la penúltima fecha incluida, ya que a falta de veinte minutos ganaba 3 a 1 pero terminó cayendo 4 a 3 en tiempo adicionado.

Con 68 puntos en la general -segunda mejor campaña desde las 71 unidades de la 1996/97- y el ingreso a la Sudamericana, muchos daban por segura la continuidad de Gallego en el banco del CAI. Inclusive, la gente lo bancó en el último partido (luego de la debacle en Paternal) y se decía desde la dirigencia que el nuevo contrato estaba a la espera de ser firmado… aunque eso nunca sucedería.

Esgrimiendo la idea de un “proyecto integral con gente identificada con el club”, como también afirmando que el Tolo no iba querer administrar un plantel pobre, el presidente Comparada y el manager César Luis Menotti (quien mucho tuvo que ver en la revalorización de Lucas Mareque y la apuesta por el pibe Galeano) decidieron poner fin al segundo ciclo de Gallego en el club. ¿Qué hubiera pasado si se ganaba el Clausura? ¿Se hubiera quedado pese a la falta de refuerzos de gran nivel? ¿Hubiera tenido banca de un plantel al que a menudo solía denostar, aún en tiempos felices? Son preguntas que jamás tendrán una respuesta…

Ahora será el tiempo de Daniel Garnero, quien tal vez no sea ídolo del CAI pero surgió de sus inferiores, dio un par de vueltas olímpicas y sin dudas es un tipo querido por los hinchas, que no olvidan que fue uno de los pocos que en dos décadas se puso la “10” de un tal Ricardo Bochini y lo hizo en gran nivel.

Más allá de lo que declama la dirigencia acerca de imitar al modelo de un club como Lanús, las malas lenguas dicen que en Garnero se busca un títere, alguien que no se oponga a lo que diga la dirigencia y que se arregle con un plantel que casi no tendrá refuerzos. Sólo el tiempo dirá si la experiencia del Dany es positiva como la de Gallego o efímera cual el ciclo de Borghi por citar dos nombres, aunque es dable esperar que Comparada y Menotti no lo usen como un preservativo y lo dejen tirado si a la primera de cambio las cosas no andan bien… lo menos que merece el nuevo técnico es respeto, teniendo en cuenta cómo honró la camiseta Roja cada vez que la vistió.

Pablo Picotto
Publicado en La Redó.

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