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El DT de Independiente no está conforme con los refuerzos y la baja por lesión de Matheu tras la convocatoria de Maradona, que el entrenador no creyó necesaria, le cayó como un balde de agua fría.

Hay formas y formas, en el fútbol para decir las cosas. Unas resultan graciosas, otras suenan duras y las irónicas, muchas veces, son las que mayor carga de dinamita llevan hacia quienes van destinadas. Rubén Américo Gallego, es muy hábil a la hora de declarar y sabe combinar muy bien los tonos siempre que se para frente a los micrófonos. Cuando la semana pasada tiró que su candidato para ganar el Clasura era racing, opinó como una gran mayoría de los futboleros y de paso, le recordó a Julio Comparada, que con Leandro Gracián no alcanzaba. No le metió presión a su colega Claudio Vivas, por más que una lectura liviana diga eso, le mandó un mensaje a los simpatizantes Rojos, diciéndoles que necesitaba otros nombres para pelear arriba, en este quizás su último campeonato dirigiendo al Rojo. Recordemos que el Tolo no ha sido de quedarse mucho tiempo en los clubes por los que ha pasado como entrenador, con la excepción de River, en su debut como técnico. Independiente, en su primer paso por la institución, Newell's, Toluca, Tigres, estos dos últimos de México, son una muestra de sus pocas ganas de perdurar en un club determinado.

Si faltaba alguna ficha en el cartón para cantar bingo, fue la desgraciada lesión de Carlos Matheu jugando para la Selección. Por más que Comparada salió a poner paños fríos sobre la convocatoria del capitán de Independiente, por parte de Diego para el partido frente a Costa Rica y declaró estar de acuerdo con estas citaciones, a Gallego no le gustó nada. Tiene muy en claro que lo citó por citar y que Carlitos no sería parte de los viajarían a Sudáfrica. Pasaba a ser uno más del club de los 100. Hubo que salir a buscar un nombre para reemplazarlo. Usar una incorporación para un puesto que estaba más que bien cubierto. Tarde le apuntaron a Roberto Ayala. Cuando fueron ya sabían que el ex River, iba a jugar en la vereda de enfrente y por eso, Rubén Américo lo sacudió al Ratón, apuntándole al tema económico, usando la figura del retorno de Daniel Passarella y dando por cerrado el intento de repatriarlo. Sabía que Ayala no iba a llegar, pero quería disimular su fastidio. Estaba caliente, por ver que no llegaban los refuerzos, a la vez que se le caían los soldados y al comprobar que racing, todo lo que se propuso e hizo público, lo concretó.

El encargado de contenerlo en el día a día, es César Menotti, quien ve que los humores del Tolo apuntan más a los malos, que a los buenos. Sabe que los retornos al club de Fredes y Herrón, para otros técnicos serían muy bienvenidos, pero no es lo que él precisaba y se lo hizo saber al Flaco, toda vez que conversaron. Llega Gabriel Vallés, libre de Godoy Cruz, pero no mueve la aguja. Lo había pedido, para tener recambio en los laterales. Hoy necesita un sustituto de Matheu y nada. Precisaba un apellido que metiese ruido. No pudo ser. Tendrá que conformarse con lo que hay, que si uno repasa nombre por nombre, no es poco.

Por ahora, por lo que llegó, muestra su fastidio solo en la intimidad. De ahí a enojarse y hacerlo público, hay solo un paso.

El Gordo Valarco
Publicado por Canchallena, jueves 4 de febrero de 2010.

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