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Independiente no jugó mal, y sin embargo perdió de manera incuestionable con un Gimnasia que supo definir el partido en las ocasiones que dispuso. El Rojo sigue siendo un equipo sin peso ofensivo y con algunos errores defensivos que terminó pagando caros.

A Moreno lo buscaron siempre, pero ganó poco y erró mucho

Cuesta creer que a pesar de la derrota 2 a 0 ante Gimnasia en La Plata, que pudo ser aún mayor, tengamos que comenzar aclarando que Independiente no hizo un mal partido. Tampoco es que hizo todo bien, porque no es cierto, pero en el Bosque demostró que es un equipo que no puede imponerse física ni futbolísticamente de tres cuartos de cancha hacia adelante, y que tampoco liga.

Hasta el primer gol del Lobo el claro dominador del partido era el Rojo. Gracias a los centros de Ismael Sosa, demostrando que está recobrando su nivel de a poco, a las subidas de Mareque y Moreira, al esfuerzo de Pusineri, y al juego desplegado por Mancuello, Independiente presionaba arriba y se imponía principalmente con centros, en su mayoría para Moreno, que sigue sin afinar la puntería.

El colombiano era buscado por todos sus compañeros, pero está lejos de ser el hombre de área que se necesita. Si bien ganó un par de veces de arriba, sus cabezazos terminaron siendo débiles y sin dirección, y en el mano a mano perdió siempre con los centrales del Lobo. Uno de esos centros, enviado por Mancuello, le cayó al uruguayo Guillermo Rodríguez, y su remate dio en el travesaño.

Gimnasia, en cambio, comenzó a ordenarse un poco y se dio cuenta de que por la punta derecha hacía negocio: Moreira se iba pero no cubría su lateral, y Damián Ledesma exasperaba con su actitud. Así fue como Messera, en el primer centro peligroso que dispuso el Lobo, le puso la pelota a Maldonado, que anticipó a los centrales del Rojo (se sintió la falta de Tuzzio, lo de Puertas fue muy flojo) y cabeceó de pique al suelo, dejando sin reacción a Assmann.

Lo que quedó de ese primer tiempo fue más parejo, pero daba la sensación de que el empate podía llegar. Sin embargo, quienes esperábamos que Moreno y Ledesma abandonaran el campo en el entretiempo tuvimos que conformarnos con verlos un rato más.

Apenas comenzado el segundo tiempo Moreno nuevamente tuvo otra chance que desperdició, y finalmente en otro corner de Gimnasia la pelota salió de un rebote al borde del área para que la agarre Romero y clave un bombazo imposible para poner el resultado definitivo. Desde ese momento Independiente se desdibujó, repitió las fórmulas y no mostró nada nuevo. Gimnasia se dedicó a cuidar el resultado y pudo haberlo aumentado gracias al estatismo de la línea de cuatro que Santoro no modificó en ningún momento.

Creemos que si bien Pepé puede hacer poco con el material que tiene, Ledesma no puede ser titular por encima del Toti Ríos o Federico Huguaín (¿y Gavilán?). Además, demoró demasiado los cambios, rotando puesto por puesto, cuando el equipo perdía y necesitaba ir arriba a tratar de romper el cerco defensivo del local.

Así, los hinchas que estuvimos en La Plata terminamos viendo una visión repetida del Independiente que estamos acostumbrados. Que esta vez pudo haber tenido mejor suerte, pero que tampoco podemos pensar que es sólo una cuestión de azar. Se viene Boca y el grito fue claro: "el domingo, cueste lo que cueste..."

Emiliano Penelas

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