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Se acabaron las dudas, señores. Goles son amores y así respondió el equipo de Troglio ante los de Victoria luego de una semana en donde el juego del equipo ante Lanús, el esquema y hasta la continuidad del entrenador estuvieron en el ojo de la tormenta. Luego de ocho fechas sin ganar, el Rojo venció a Tigre 4 a 1.

El Rolfi, genio y figura, grita con todo el primero de Independiente

Independiente no tuvo una de sus mejores semanas luego de la preocupante derrota ante Lanús en la primera fecha. Las dudas que había dejado su juego, el esquema de tres defensores que no terminaba de convencer y las ocho fechas sin conseguir la victoria hacían que el partido ante Tigre cobrara un valor demasiado alto para el momento de la temporada. Si hasta se habló de la posible salida del técnico Pedro Troglio.

Así lo entendió la gente, así lo vieron también los jugadores. Desde el minuto uno el clásico "hoy hay que ganar" llenó los oídos de todos los que llenaron el inodoro, una vez más. El partido arrancó con un esquema muy distinto al utilizado en el primer encuentro: cuatro defensores, con Mareque volviendo a su posición natural de marcador izquierdo, Matheu desplazado a la banda derecha, en el medio el ingreso de Oyola por Montenegro, que pasó a la delantera en lugar de Sosa, y el debut absoluto de Freddy Grisales, reemplazando a Calello.

Fue el colombiano quien dio la primera señal, cuando apenas se llevaban tres minutos de juego, desbordando por izquierda y cruzando un centro que por poco no alcanza Denis. El volante cafetero tuvo una noche estupenda, demostrando toda su clase de jugador, a la que sólo le faltó un gol para coronarse de la mejor manera. En el mediocampo jugó e hizo jugar, pero cuando marcó también fue al piso y quitó con firmeza. El Rolfi pudo jugar más liberado arriba y así desequilibrar el encuentro a favor del Rojo.

Sin embargo el partido miente un poc en su resultado, porque Tigre no fue tan accesible, no en vano fue el subcampeón del Apertura. El de Cagna es un equipo sólido con buen manejo de pelota y jugadores precisos de mitad de cancha hacia arriba, que sin embargo siente la ausencia de su goleador, Lázzaro. Cuando llegó lo hizo de manera punzante y debemos señalar que Assmann tuvo una noche brillante con algunas atajadas realmente destacables, como los dos remates desde afuera del área que le tapó a Morel, a los 17' y 42' de la primera parte, o una sobre otro disparo a quemarropa de Ereros, en el cuarto de hora de la segunda mitad.

Totono se puso la Roja (la Blanca, en realidad) y jugó un gran partido

Como señalamos, Grisales fue fundamental en el desarrollo del encuentro, pero resultó decisivo en la libertad que tuvo Montenegro para jugar y que no todo dependiera de él. El Rolfi manejó los hilos del ataque de Independiente a voluntad, y fue a los 23' del primer tiempo que luego de una gran jugada por derecha su potente disparo encontró mal la pierna de Morero, quien la empujó contra su propio arco. El 10 salió corriendo a festejarlo con Troglio, y el grito sonó a desahogo.

Sobre la media hora se dio una situación extraña que involucró a Matheu, que recibió un golpe de Ayala, pero el juego continuó ante el reclamo de los jugadores de Independiente, primero para que el árbitro sancione la infracción, y luego para que los de Tigre la tiraran afuera y el defensor Rojo pudiera ser atendido. Nada de eso sucedió y cuando Beligoy decidió detener el juego Denis se cruzó en unos empujones, gran tumulto que dio como resultado la roja para el delantero y Giménez, de Tigre. La decisión pareció apresurada y a partir de ese momento el partido, que era calmo, se le fue de las manos al juez.

Por suerte pronto vino el segundo de Independiente, tras un centro bien tirado al corazón del área por Oyola que peina Montenegro en el primer palo para dejar sin reacción a Daniel Islas. El resultado era justo, y se podía respirar más tranquilo.

En la segunda mitad nuevamente es Grisales quien comienza una linda jugada que incluyó una serie de combinaciones con Oyola (también de buen partido) y el Rolfi, hasta derivar el balón para Machín, quien entrando por derecha remata cruzado para poner el tercero.

En la mitad de la etapa, una mala salida desde abajo hace que Calello, quien había ingresado hacía pocos minutos por Ledesma, empuja a Ereros y el árbitro señala el penal, que es convertido por el paraguayo Ayala.

Pusineri casi marca el quinto, luego de bajarla y meter un sombrero en el área

Con Tigre jugado al ataque pero sin demasiada claridad excepto por un fuerte remate de Diz que casi quiebra el travesaño, al Rojo se le abrieron los espacios para intentar más. Con un sólo delantero, Montenegro, contra toda la defensa, consiguió preocupar al rival. La cereza del postre la puso una grandiosa jugada de Grisales. Mareque, quien obviamente se sintió mucho más cómodo yéndose al ataque desde el fondo de la cancha, entrega a Freddy y éste deja en el camino a Morero para llegar a la línea de fondo, amaga a Islas patear al primer palo y pone el centro atrás para que sea el Rolfi quien nuevamente empuje con el arco vacío. El 4 a 1 era una fiesta y pudo haber llegado un quinto gol de la cabeza de Pusineri.

Una noche de alegría que sirvió para retemplar el ánimo, ganar confianza y salir contentos luego de mucho tiempo.

Emiliano Penelas

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FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo... 17 de febrero de 2008, 8:35 a.m.

Enhorabuena! Gran victoria. Un 4-1 anima mucho al equipo y a la afición.

Te añado a los links de mi blog. Un abrazo.