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Independiente perdió bien en el sur, frente a un Banfield que supo cómo marcarlo, que le impidió jugar y generar el juego que el "tridente" Rojo venía acoplando en los últimos partidos y ni Sosa, ni Montenegro ni Denis supieron encontrar los espacios de la férrea barrera que puso el Taladro.
Claro que no cae sobre ellos la responsabilidad de la derrota. Denis no tuvo en toda la noche una sola pelota clara. Quizás como el partido frente a Argentinos Jrs., sólo que allí tuvo una y... alcanzó. Montenegro tuvo siempre una marca hostil, a veces brusca, pero logró su objetivo de anular al 10 visitante. Y Sosa no pudo explotar en velocidad y anduvo errado en los pases.
El medio, muy debilitado esta vez, ni marcó ni jugó, y sólo el ingreso de Rodrigo Díaz en la segunda etapa pudo hacer menos previsible el juego que el equipo de Troglio venía desarrollando.
Si a eso le sumamos que los desacoples defensivos, nuevamente, estuvieron presentes y que Assman estuvo más que acertado tapando con justeza varias, el combo resultó letal para un equipo que pelea por el campeonato y que ahora reza por una caída de Boca para no perder la punta.
Rescatamos especialmente lo del arquero Rojo porque dijimos que desde aquel comienzo del campeonato un tanto dubitativo, como es lógico al tener que reemplazar a un grande como Ustari con pocos partidos en primera, ahora Assman demuestra seguridad y transmite constancia. Si ese primer tiempo Banfield no llegó a más, sin dudas es por sus intervenciones.
Sin embargo, sobre la hora llegó el gol de Barrales, que cayó como piedra en el
ánimo de Independiente, aunque como dijimos, la conquista era merecida porque el Taladro había hecho méritos para lograr irse con ventaja al descanso.
La segunda etapa intentaba ser más pareja, el Rojo sacó fuerzas, no fútbol, de donde pudo, para revertir en algo la situación. Sin embargo, los pelotazos cruzaban el área y era más una sensación de estar cerca que el peligro real.
Luego, el penal inexistente (y dudosamente fuera del área, en el caso de ser falta) que marcó Beligoy dejó absolutamente sin aire a un Independiente que se oscureció en la noche banfileña.
No es para alarmarse, pero sí para estar pendientes de que en este fútbol sin dominadores, Independiente no es la excepción.

Emiliano Penelas

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