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El Vasco Amorebieta se divierte con las bromas del grupo por su fama de áspero, pero también se pone serio y baja línea: "Quiero más títulos".


Tiene miedo. Fernando Amorebieta no se anima a salir al patio del hotel en el que Independiente está alojado en Ezeiza. El recio, el temperamental, el que en la cancha defiende a punta de pistola y no le perdona la vida a nadie, le tiene terror a las cargadas de sus compañeros. Sentados alrededor de una mesa ubicada al costado de la pileta, Nicolás Figal, el Torito Rodríguez y Martín Benítez están listos para saltarle a la yugular. “Vos no sabés lo que son estos tres, me van a volver loco toda la semana”, dice el Vasco. Al rato, mientras posa para las fotos de Olé, el trinomio le dispara a quemarropa. “¡Ah bueno, lo que faltaba! Ahora te hacés el modelo publicitario”, se escucha. El zaguero promete venganza a los gritos: “¡Mañana van a cobrar en el entrenamiento!”.

- ¿En las prácticas sos más duro que en la cancha?

- No, jaja. Mis compañeros me cargan mucho por el tema de las patadas. Se me creó una fama que no es tan así. Desde que llegué al fútbol argentino me rompieron el tabique, el tobillo...

- Llegaste con el cartel de leñador y cobraste más de lo que repartiste. ¿Recibiste un par de ataques preventivos?
- Es cierto que el fútbol de acá es más duro que el de Europa. La gente va con todo. Uno se va adaptando y aprende a defenderse de ese tipo de acciones. Mis compañeros dicen que recibo una y pego 700. Y que es normal que de vez en cuando me toque ligar alguna.

- ¿Para un habilidoso es más difícil jugar en Argentina?
- Sí, porque acá hay mucho roce. En España eso no se ve. En Inglaterra la fricción es más común, pero no como acá.

- ¿Te costó la adaptación?
- No ha sido nada fácil acostumbrarse a un país nuevo y meterse en un equipo que ya estaba armado. Además he tenido algunas lesiones de por medio. Pero logré mis objetivos y el equipo también alcanzó las metas planteadas. Ahora hay que mirar para adelante porque somos capaces de conseguir cosas mucho más importantes. Cuando llegué lo hice con miedo, pero haber venido fue un paso grandísimo en mi carrera.

- ¿Por qué llegaste con miedo?
- Por los comentarios que hace la gente sobre la situación del país. Sin embargo me he encontrado con un lugar muy tranquilo, no he tenido ningún problema y mi familia está muy contenta de vivir aquí. Buenos Aires es espectacular. Cuando tengo tiempo libre lo dedico a salir a caminar por Palermo con mi mujer y mis hijas, Olivia, de cinco años, y Carlota, que está por cumplir un año. A veces nos vamos a pasear por el Tigre. Soy más de ir a comer a restaurantes italianos, pero de a poco me estoy haciendo fanático del asado y de la cumbia.

- ¿Tu hija mayor estudia acá?
- Las dos van a un instituto inglés de acá. Gracias a Dios las admitieron. La mayor ya ha vivido en Londres y está acostumbrada a mudarse. Soy bastante exigente con el tema del estudio. La decisión sobre lo que quieran hacer la van a tomar ellas, pero quiero guiarlas por el buen camino. Antes me quedaba mucho tiempo encerrado mirando partidos, ahora han cambiado las prioridades porque les dedico mucho tiempo a las niñas.

- ¿En qué invertís ese tiempo libre?
- En colaborar con mis hijas a la hora de hacer sus tareas cotidianas. Las ayudo a colorear, a hacer sus cosas. Y muchas veces las voy a recoger al colegio porque ellas me lo piden.

- ¿Los padres de los otros alumnos te reconocen?
- Sí, suelo ir a las reuniones de padres o a los cumpleaños de los chicos. Desgraciadamente no hay ninguno de Independiente. La mayoría son de Boca o de River, pero son buena gente y solemos hablar sobre partidos. Me ha sorprendido el hecho de que acá la gente vive para el fútbol.

- ¿Qué fue lo más loco que te pasó?
- Los hinchas de Independiente son muy fanáticos. Descubrí un club con una grandeza tremenda. Antes de la final de la Sudamericana me invitaron a almorzar a un restaurante de Palermo. El dueño es del Rojo. “Si ganan la Copa le pongo tu apellido al restaurante”, me dijo. Hace poco fui y me dijo que ya mandó a fabricar el cartel. No lo voy a obligar, pero veremos si tiene palabra, ja.

- ¿Esperabas levantar una Copa en apenas seis meses?
- Vine acá para conseguir algo importante, pero se dio todo muy rápido. Había jugado dos finales con el Bilbao y no las pudimos ganar. Nunca voy a olvidar la noche contra Flamengo en Río de Janeiro. Este equipo debe y puede lograr más títulos para ser recordado con el paso del tiempo.

- ¿Cuando llegaste percibiste que el club tenía la necesidad de sacarse de encima el peso de la sequía de títulos?
- Sí, la situación de Independiente era muy similar a la del Athletic de Bilbao, que también precisa consagrarse. Ahora hay que seguir por esta línea para poder conseguir más títulos.

- ¿La prioridad en este semestre va a ser la Copa Libertadores?
- Tenemos plantel para dar pelea en todos los frentes. Ahora vamos a tener muy cerca la posibilidad de lograr la Recopa. Estamos capacitados para ganarla. Sabemos que Gremio es un rival complicado, pero vamos a ir a por ellos. Tenemos que dejar ese trofeo en las vitrinas de Avellaneda y darles una alegría más a los aficionados.

- Boca y River rompieron el mercado incorporando jugadores de jerarquía. ¿Se les puede dar pelea a pesar de la billetera que tienen?
- En el mercado anterior River también gastó muchísima plata y va por detrás nuestro en la tabla. A veces se malgasta. La billetera ayuda, pero estamos preparados para ganarles a ese tipo de rivales. Ya lo hemos demostrado. Si seguimos jugando como lo hicimos hasta ahora, podemos conseguir cosas muy importantes.

- ¿Qué grado de relevancia tuvo la continuidad de Holan?
- Fue fundamental que haya seguido el hombre que nos llevó a ganar la Copa. Independiente ha levantado mucho desde que él llegó. Son varios los jóvenes que se potenciaron y lograron crecer. Eso habla mucho del entrenador.

- ¿Encontraste similitudes entre la propuesta de Holan y la de Bielsa, quien te dirigió en Bilbao?
- El estilo de Ariel es muy similar al de Marcelo. Eso me ha ayudado a entrar más fácil en el equipo porque todo lo que me piden acá ya lo venía haciendo. En el semestre pasado siempre buscábamos meter pases filosos para romper líneas lo antes posible. Ahora estamos trabajando con la meta de tratar de mover le pelota más rápido de lado a lado para encontrar los espacios.

- ¿Qué es lo que más y menos te gustó del fútbol argentino?
- Me gustó prácticamente todo. Ni yo me imaginaba que iba a levantar una Copa en seis meses. Me encanta la paridad que existe. Allá hay mucha diferencia entre el primero y el sexto. En España, Barcelona está tres pasos por encima del resto, en Inglaterra Manchester City siempre desfila hacia el título, en Alemania nadie rompe la hegemonía del Bayern Munich. Por suerte eso acá no sucede.

- Jugaste en ligas muy prestigiosas. ¿Qué es lo que hay que mejorar acá?
- En lo individual, el fútbol argentino no tiene nada que envidiarles a las grandes ligas de Europa. A diferencia de lo que sucede allá, acá nadie tiene temor de encarar. El miedo a perderla no existe y eso es algo muy positivo. Los jóvenes siempre tratan de gambetearte. Eso allá no se ve. En España se busca mucho más el pase seguro. Lo que sí habría que mejorar en Argentina es el control de la economía de los clubes.

- ¿Allá los equipos son más ordenados tácticamente?

- Eso es cierto, pero el fútbol argentino ha mejorado mucho en ese aspecto. Holan trabaja mucho para que el equipo no quede descompensado. Si lo logramos, vamos a ser un equipo muy duro para todos.

- ¿Es cierto que en Europa los clubes son más exigentes con el tema del estudio en las categorías formativas?

- No, en todos lados es igual. La prioridad de los clubes es el fútbol, tanto en Sudamérica como allá. Lo único que les importa a los clubes es que los jugadores rindan en la cancha. Es algo fundamental: cuanto más sepas, menos te van a engañar. Pero la formación es algo que depende de uno mismo.

Por: Favio Verona
Diario Olé, lunes 22 de enero de 2018

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