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Mano a mano con el referente que volvió al club después de 8 años en Europa.
Gabriel Milito Uno. Otro. Otro más. Todos. La gente que trabaja en el predio de Villa Domínico y los chicos de las inferiores lo ven pasar con admiración. El Toto , un empleado del club, recuerda viejas anécdotas de cuando él era un niño; también invoca a su papá. Ingresa a la confitería y se encuentra con Ricardo Elbio Pavoni: hay un abrazo efusivo, cariñoso, genuino. Después de contemplar la gigantografía del Kun Agüero y del Libertadores de América, se sienta, se acomoda y le pone play a la extensa entrevista exclusiva que mantuvo ayer al mediodía con Clarín.

¿En qué punto está la readaptación a esta nueva vida?
Bien, acomodándonos poco a poco. No me va a llevar mucho tiempo: regreso a algo conocido.

¿Qué fue lo que extrañaste más en estos ocho años y que creés que vas a añorar más de España?
Afuera se extrañan los afectos, tu lugar, tu hábitat, el sentido de pertenencia. Y de España por ahí vamos a extrañar la seguridad. Allá mi señora se quedaba sola con los nenes y no pasaba nada. Acá estás más pendiente, más atento, algo más intranquilo.

¿Cuándo dijiste, ya está, punto final, me voy para casa?
Yo sabía que mi capítulo en Europa tenía fecha de vencimiento. Sentí y estoy convencido de que éste era le momento ideal para volver. Después de la eliminación de la Copa América me llamó por teléfono Guardiola. Me dijo que me esperaba el 8 de agosto para el arranque de la pretemporada. Le contesté que no, que no me servía quedarme para jugar 25 partidos por año. Quería jugar más y él no me podía asegurar continuidad, ésa que tuve hasta antes de estar parado un año y medio por una lesión en mi rodilla. Tenía tres opciones, quedarme en Barcelona y convivir con una situación que yo no quería, irme a otro equipo de Europa a empezar todo de cero o volver al rojo. Opté por volver.

Tenías dos años más en el mejor equipo de mundo y sin embargo pegaste la vuelta. Algún amigo o familiar, ¿no te dijo que estabas loco?
Sí, muchos me dijeron que estaba loco, pero estoy donde quiero. El Barcelona es un club sensacional; mas allá de los 90 minutos que se ven en la cancha, es fantástico en todo, la estructura, las instalaciones y la calidad humana. Yo nunca integré un vestuario con la calidad humana que había en el último Barcelona. En ese sentido me sentí feliz, como mi familia. Pero repito: quería jugar más.

Su esposa, su mamá, Santiago (7 años) y Luca (3) se fueron el domingo a Barcelona. “Están con el tema de la mudanza. Todo un lío”, desliza Milito, quien no oculta su ansiedad de salir a la cancha con sus hijos. Los que sí estuvieron presentes en su debut fueron el abuelo (en una de las Gargantas), tíos y primos y su papá (ante Inter lo vio desde el palco oficial).

¿Tus hijos te vieron por tevé?
Sí, en directo. Estaban contentos. Me salieron los dos de Independiente.

Santi , el más grande, vio videos y fotos mías en Independiente. Ahora va a tener la chance de verme en vivo.

Le invade cierta nostalgia cuando recuerda que “aquí”, en Villa Domínico, se crió. “Llegué desde muy chiquito al club”, rememora antes de hablar del presente futbolístico. “Este es un plantel ambicioso, que ya conoce el sabor del éxito. El vestuario es muy copado. Se hicieron sentir comodísimo desde le primer día”, desliza.

Después de Estudiantes, se viene otra cita con la historia...
Una importante. Inter allá será bravo, juega bien al fútbol. Para ganar habrá que estar en un nivel muy alto. El deseo de traernos la Recopa de Brasil está intacto. Ojalá que ésta sea la primera...

La Selección, ese tema ineludible
Independiente, Gabriel Milito Pasó más de un mes de la eliminación de la Selección de la Copa América y el dolor es el mismo. No afloja. “Nos golpeó feo. Estábamos ilusionados, por la calidad de jugadores y por la localía. Lo intentamos, dimos lo mejor, lo máximo, pero no se nos dio”, se lamenta Gaby Milito. El tema central, ahora, es lo que pasó y lo que puede pasar.

Argentina es una potencia mundial, llena de estrellas. ¿Por qué no se dan los resultados deseados?
Hay rachas que no tienen explicaciones. No siempre hay respuestas. Nosotros hablamos, intentamos encontrar una explicación y no las encontramos. Nos encantaría saber qué se hizo mal o por qué no se dan los resultados. Corregiríamos lo malo y listo. Pero no es así de fácil. Pueden existir mil factores. Hay que tener en cuenta otra cosa que no es menor: esto es un juego y está la posibilidad de ganar o de perder. Además, los rivales juegan. Es cierto que nosotros tenemos grandes figuras, pero Brasil también tiene a los mejores. Uruguay últimamente está muy bien. Vas a un Mundial y ahí te enfrentás con los mejores de cada país. No jugás solo, eh.

Se fue Batista, llegó Sabella. ¿Sentís que tenés chances de volver a tener una nueva oportunidad?
Siempre que hay un cambio de técnico uno no sabe qué pasará. A Sabella no lo conozco. Sé de sus capacidades. Pero por ahora me parece que hay que esperar. Si me toca volver, seré muy feliz. Jamás podría tomar mi vuelta a la Selección como una revancha

Fernando Gourovich
Diario Clarín, viernes 19 de agosto de 2011

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